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25 Sep

En el artículo anterior me estuve refiriendo a las justificaciones que los primeros mandatarios de EUA, Reino Unido y Australia arguyeron para justificar la firma de un acuerdo trilateral de defensa estratégica en la región Indo – Pacífica, al que esos tres países le dieron por nombre, AUKUS.

No transcurrió ni siquiera una hora luego del anuncio de su firma, cuando la embajada de China en Washington respondió refiriéndose a que estos países no deberían construir bloques de exclusión que tuviesen como objetivo el dañar los intereses de terceros estados.

Poco tiempo después, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, indicó que los países firmantes del pacto debían abandonar sus anticuados pensamientos anclados en la época de la guerra fría. Según él, esa visión suma cero, así como otros conceptos de geopolítica que calificó como obtusos, tenían que ser desechados para que luego pudiesen enfocarse en respetar los deseos de los pueblos de la región.

En su comunicado, también el gobierno chino les instó a hacer más cosas que condujesen a la paz, a la estabilidad y al desarrollo regional, advirtiéndoles que de lo contrario solo se dispararán así mismos en los pies.

A lo esgrimido por el gobierno chino y su embajada en EUA, con el pasar de los días se han ido sumando posiciones más preocupadas e incluso mucho más airadas de personeros de diversos sectores, así como las opiniones de expertos en materia de política exterior china, quienes han aseverado que la flamante alianza entre EEUU, Australia y Gran Bretaña -principalmente en lo que se refiere a la cooperación para la construcción de ocho (08) submarinos de propulsión nuclear-, ya ha minado de manera grave la paz y la estabilidad regional.

Estos especialistas insisten en que la firma del AUKUS intensifica la carrera por el incremento armamentístico en el Sudeste Asiático, algo que resaltan que socavará y dará al traste con los esfuerzos internacionales para evitar la proliferación nuclear.

En tal sentido, desde el día del anuncio de la firma del mecanismo de defensa estratégico entre los países ya citados, los medios de comunicación en China recurrentemente han denunciando lo que han dado en calificar como la histeria de las políticas de alianzas de Estados Unidos, alertando en sus reportajes que ello pondrá en peligro la paz y seguridad en toda la zona, recomendando del mismo modo al mundo que debe prepararse para lo que los periodistas chinos catalogan como una inminente fiebre y una moda por hacerse con submarinos de propulsión nuclear.

En ese particular, el periódico pekinés Global Time, más allá de reiterar que USA y sus aliados están poniendo en peligro al mundo al ignorar los acuerdos de no proliferación de armas nucleares, se ha unido en coro a las opiniones de las editoriales de otros diarios del gigante asiático, según los cuales el objetivo principal del citado plan de defensa trilateral se enfoca más en desequilibrar la balanza militar a favor de EEUU, usando para ello a Australia como aliado.

Para la prensa china, el verdadero motivo de Estados Unidos para asistir tecnológicamente y fortalecer las capacidades navales australianas en la región del Indo – Pacífico, se fundamenta en el temor que tienen ante la creciente influencia de China en la zona. Asimismo, dejan claro que tal movida geoestratégica amenaza muy seriamente la paz y la estabilidad regional, así como la de todo el sistema internacional a nivel global.

Tal vez lo sucedido era una crónica obvia de una muerte anunciada, porque ciertamente el escenario previo a la firma del Acuerdo AUKUS ya era bastante tenso y estaba signado por la inconformidad mutua entre China y EEUU, ello debido a las constantes críticas y denuncias que ambos países se intercambiaban, tanto a nivel bilateral como en el seno de diversos organismos internacionales. 

De hecho, el Gobierno chino ya había mostrado insistentemente su malestar por las reiteradas denuncias de la Casa Blanca sobre las violaciones a los derechos humanos en la provincia de Xianjing, o por la represión de las fuerzas policiales chinas en contra de los activistas por la democracia en Hong Kong, o por las acusaciones de Washington por las faltas a la seguridad cibernética que según Washington se originan en China, así como por el manejo que el gobierno de Beijing le dio a la información inicial sobre la pandemia del Covid-19.

De igual forma, la Administración de Xi Jinping estuvo refutando siempre lo que Washington califica como prácticas comerciales «coercitivas e injustas» de China, medidas que el gobierno norteamericano ha denunciado insistentemente que no solo las está aplicando hacía los EEUU, sino también al resto de los países del planeta.

Para hacer lobby regional de estos reclamos, y desplegando toda una estrategia política y diplomática para ello, la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris -como ya había escrito en el artículo anterior-, en una gira reciente que hizo a varios países de la región, y más específicamente a Hanói en agosto pasado, había pedido a las autoridades de Vietnam unirse a USA para desafiar lo que ella denominó como un intenso «acoso de China”.

En este punto habría que reseñar también que AUSKUS se firmó apenas solo días después de que el presidente Joe Biden llamara a su homólogo chino para tratar de alcanzar un acercamiento en áreas de interés común como la pandemia y el cambio climático. Al parecer, en el marco de esa llamada en conferencia del 10 de septiembre de 2021, Xi Jinping recriminó al mandatario estadounidense por la política que el país norteamericano había estado desplegando en detrimento de China, la cual a su parecer había dejado en «serias dificultades» las relaciones entre los dos países.

Con todo lo anterior, es lógico que luego de lo sucedido con la estructuración del AUKUS como mecanismo de defensa, toda disposición de China y EEUU de trabajar juntos algunos de los temas más álgidos que les enfrentan (otro tema discutido por ambos mandatarios en su encuentro telefónico), parecen haberse relegado de manera indefinida.

Para China ese pacto trilateral representa un acto de prejuicio político e ideológico, una grave afrenta que debilita la paz regional, así como una provocación arrogante y hostil para medir fuerzas hacia una carrera armamentística de largo aliento.

¿Frenará EUA al gigante asiático en la región del Mar de China Meridional y en todo el Sudeste Asiático?

Militar y tecnológicamente claro que tiene las posibilidades y los medios para hacerlo, sobre todo si observamos que las diferencias en las capacidades para hacer la guerra entre estos dos países siguen siendo grandes y muy favorables para los estadounidenses.

¿Pero por cuánto tiempo más esta realidad será la misma?

Sin duda alguna EEUU sigue siendo el país hegemónico indiscutible en lo que al tema militar se refiere, ya que no hay país que siquiera se le acerque al poderío armamentístico que posee, tanto en la cantidad de aeronaves, helicópteros, drones, portaviones, submarinos, buques de guerra y en el resto del arsenal militar que queramos mencionar.

Ni siquiera Rusia –a excepción del tema nuclear- puede comparársele en un hipotético despliegue de cara a una guerra convencional. Sin embargo, también es cierto que China se rearma a pasos agigantados, está evolucionando constantemente en ese ámbito, así como en el campo tecnológico ligado a la industria militar, y cuenta con una capacidad económica que cada vez se consolida más, con la que dispone de cuantiosos recursos y mucho financiamiento para invertir e incrementar sus gastos militares.

En definitiva, y ya para concluir esta segunda entrega sobre las consecuencias que AUKUS tendrá para la política exterior de no pocos países, así como para la política internacional y el mundo, lo cierto es que este mecanismo va a deteriorar aún más las ya tensas relaciones entre Washington y Beijing.

AUKUS PARTE 2: INCIDENCIAS DEL ACUERDO ESTRATÉGICO DE DEFENSA INDO-PACIFICO PARA CHINA.

 
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Publicado por en 25 septiembre, 2021 en Historia

 

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