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Todo sobre la Programación Neuro-Inmuno Lingüística

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No intentes cambiar a nadie
Limítate a iluminar,
Porque es tu luz la que invita
A tu prójimo cambiar.

Que en estos tiempos extraños
En que elegiste volver,
Tu tarea, compañero,
No es otra que la de "ser".

Y si ése que va a tu lado
Se encuentra dormido acaso,
Respeta su desarrollo
Y su aparente retraso.

Contémplalo con ternura
Y acéptalo tal cual es,
Y déjalo que prosiga
Marchando sobre sus pies.

No te olvides que él está
Siguiendo su "plan de vida"
Ese que le armó su alma
Al preparar su venida.

Y tú no puedes lograr
Que eleve sus vibraciones,
Ni con presiones abiertas
Ni sutiles empujones.

Porque hay ciclos en la vida
Que no se pueden forzar
¡Ya su corazón un día se abrirá de
Par en par!

Y entenderá cabalmente
De forma clara y certera,
Que ésta vida es solamente,
Una ilusión pasajera.

Tú entra en tu propio silencio,
Y en forma suave y callada,
Deja que tu luz interna
Se filtre por tu mirada.

Tu impronta suave y serena
Produce su propia acción,
Y esparce sobre las cosas
Silenciosa inspiración.

Y cuando dejas que el otro
Transmute su propia cruz,
No intentas cambiar a nadie,
Dejas que encuentre su luz.


-SANKAR NEHRU SETHI- 

POEMA PARA UN ALMA DESPIERTA.

 
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Publicado por en 3 abril, 2021 en Esdletras, PNL, Poesía

 

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He aprendido que nadie es perfecto hasta que se conoce a sí mismo,
He aprendido que la vida es dura, pero que yo lo soy más,
He aprendido que las oportunidades no se pierden nunca,
Uno las deja marchar y otros las aprovechan.
He aprendido que cuando siembras rencor y amargura,
El amor y la felicidad se van a otra parte,
Y por último he aprendido,
Que necesitaría usar siempre palabras buenas,
Porque mañana quizás me las tenga que tragar,
Y que, siendo malas estas,
Incluso hasta me podría envenenar con ellas.

HE APRENDIDO.

 
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Publicado por en 16 febrero, 2021 en Esdletras, PNL, Poesía

 

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Cadenas de la Costumbre - 2020-07-31Hoy amanecí nostálgico de los viajes que profesionalmente tuve la dicha de realizar  por trabajo al Oriente Medio.

Tal nostalgia me hizo retomar la lectura de un libro que varias veces había dejado a medias por lo denso y lo voluminoso, «La Historia de los Árabes» de Albert Hourani.

Ya estando en su lectura me adentré tanto en su contenido que recordé una fábula que una vez me contó uno de los empleados del Hotel Steghlal de Teheran, en Irán, en una de esas noches del más asfixiante calor de abril de 2001, de esos que caracterizan al clima desértico del Golfo Pérsico, en donde es tal la temperatura y la humedad, que justo frente a ti puedes experimentar auténticos espejismos, esa especie de humo denso y transparente que desvirtúa la vista y que enceguece de tal manera que te hace confundir todo lo que ves a más de diez metros de distancia.

De inmediato vinieron a mi mente imágenes nítidas de todo lo visto en algunos de esos parajes, en otros países de la región, así como de la contemplación que desde los aviones en el aire, por horas y horas iba captando de esa infinidad de kilómetros y kilómetros que conformaban el desierto del Sahara.

Cómo pude alejar de mi mente por tantos años tan imponentes recuerdos, los beduinos, sus vestimentas, el hablar casi gritando de sus tertulias, sus costumbres, sus animales. Cómo si fuese ayer, y como en un sueño, me extrapolé de nuevo a mis remembranzas y me imaginé una auténtica caravana de camellos que avanzaban por ese Sahara que solo había visto desde el aire.

Llegaban estos a un oasis en el que los hombres decidían pernoctar antes de que les agarrase la noche. A todo aquello que estaba visualizando le puse los rostros, los colores y los olores de mis propias vivencias, pero como en un sueño los mezclé con relatos y moralejas que son más propias del acervo y la cultura popular del mundo árabe.

En él, conductores y camellos lucían cansados y con ganas de dormir, exhaustos, todos queriendo bajar de sus animales y armar sus carpas para descansar, pero cuando vino el momento de atarlos, se dieron cuenta de que no habían suficientes sitios para asegurarlos, faltaba apenas un poste para tener a buen resguardo a todos los dromedarios.

Por ende, todos los camellos estaban debidamente amarrados excepto uno. Nadie quería pasar la noche en vela vigilando a aquel animal, pero tampoco querían perderlo en la vastedad del desierto.

Después de mucho pensar, uno de los miembros de la caravana tuvo una buena idea, por lo que se dirigió hasta el camello, cogió las riendas y realizó todos los movimientos como si estuviese atando al animal a un poste imaginario.

Acto seguido vio como el dromedario se sentaba convencido de que estaba fuertemente sujeto, hecho que generó gran júbilo y algarabía entre los presentes, porque al fin todos podrían ir a descansar.

A la mañana siguiente, y luego del desayuno, comenzaban a desatar a los animales para prepararlos y alistarlos para continuar el viaje, cuando se dieron cuenta que uno de los camellos de entre el resto no quería ponerse en pie.

Era el mismo dromedario que la noche anterior se había quedado sin poste para ser amarrado. Quien lo montaba tiró de él, pero el animal se negaba siquiera a moverse.

Intentaba uno de los beduinos, luego otro y así hasta que finalmente uno de los hombres que la noche anterior había visto como el animal se hacía reacio a echarse para dormir, recordó lo acontecido y entendió el porqué de la obstinación del camello.

Se puso de pie delante del poste de amarre imaginario y realizó todos los movimientos con los que normalmente se desataban las cuerdas para soltar al animal. Como resultado de su acción, e inmediatamente después de la pantomima, el camello se puso en pie sin la menor vacilación, creyéndose ya libre de toda atadura para continuar con su camino.

Tal acto fue visto por todas las personas que integraban aquella caravana, hecho que no pasó desapercibido y les hizo meditar por unos minutos acerca de lo acontecido, una situación que en sus reflexiones los llevó a comprender que hay creencias y costumbres que rutinariamente nos auto-imponemos los seres humanos, rituales cotidianos que a veces llegan a ser tan habituales y poderosos, que limitan la mente y estancan la vida.

Ese mismo día se dieron cuenta acerca de lo vital que es siempre buscar nuevas formas o maneras de hacer las cosas, unas más eficientes, innovadoras y que constantemente nos mantengan en movimiento y muy atentos para descubrir cuáles son las cuerdas y los nudos que se atascan en nuestras vidas, para así desatarlos, poder liberarnos de los mismos y poder seguir avanzando.

 

 

 

 

 

 

CADENAS DE LA COSTUMBRE.

 
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Publicado por en 21 febrero, 2018 en Crónicas, Cuentos, Esdletras, PNL, Relatos

 

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RARAS EXCEPCIONES.

RARAS EXCEPCIONES - 2020-09-21Prefiero que me sorprendan siempre las raras excepciones. Sí, y benditas sean por raras, por únicas, por auténticas, por irrepetibles y porque de ellas no se encuentran casi nunca copias ni substitutas.

Hoy quiero escribir a las mujeres que son verdaderas y raras excepciones, pero con ello no quiero referirme a aquellas que cautivan con un físico deslumbrante, sino a las que en su esencia saben resaltar sus cualidades.

Mujer inteligente que destaca por lo que es y no por lo que aparenta, mujer hermosa la que se cultiva y crece desde sus solidas raíces, por causa de su fuerza interior y por el poder de su obrar y de sus principios.

Maravillosa y rara excepción aquella mujer con garbo, la que no necesita de un corpiño o un negligé para hacerse sentir y destacar.

Me gustan esas excepciones a la regla convertidas en femineidad, las que por su propia constancia y su diario trasegar son independientes y desde su estabilidad integral se relacionan y comparten sin depender.

Bendita la mujer excepcionalmente profesional, deportista, trabajadora, esposa, chef, amante, madre, hermana, tía, hija, amiga, forjadora, tierna, constructora, dulce, en fin, esa dama multi-tarea y multi-propósito que además es tan organizada y cuenta con el suficiente tiempo y ganas como para ser infinitamente sexy y provocativa, pero la que tampoco lo es tanto por su belleza natural externa, sino por su valor intrínseco.

 
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Publicado por en 20 febrero, 2018 en Crónicas, Ensayos, Esdletras, PNL

 

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A las TORMENTAS DEL ALMA no sobreviven los que tienen suerte sino los que tienen constancia y fe, los que saben del amor hacia lo que hacen y que descubrieron que amar siempre es mejor, por mucho que el desamor les haya tocado a la puerta una y otra vez.

A esas tempestades se imponen los que apuestan por seguir con base a la bondad por encima de quienes apuestan a las ruindades del ser como mecanismo de protección.

La tormenta siempre es evadida por los que practican el agradecimiento como máxima de vida, así como por aquellos que usan el perdón como salvoconducto purificador para el corazón.

A las Tormentas del Alma no sobreviven los afortunados, sino los insistentes, los que saben que es una bendición el poder continuar moviéndose, los que entendieron que ser buenos fortalece el sistema inmunológico, apacigua el sistema nervioso y controla la presión arterial.

Sobreviven a la ansiedad de esas ráfagas tormentosas que sacuden hasta los cimientos, aquellos que escogen las conductas positivas y el lado bueno de las cosas para continuar con su salud mental y corporal.

Ellos no confrontan pero si se alejan de la gente quejumbrosa, envidiosa, tóxica, miserable, ruin, psicópata o violenta. Decidieron navegar en sus vidas surfeando inalcanzables por encima de las olas de despojos de los espíritus de quienes se disfrazan con ropajes de buen samaritano, pero no lo son.

Hace mucho tiempo aprendieron a percibir actitudes delatoras y sus paraguas protectores les hacen imposible el tolerar el mal trato de las gentes, incluso de aquellas que se esconden detrás de una gran belleza, porque su salud a prueba de daños hace indigeribles las carnes hermosas y los afectos contaminantes.

Aprendieron a rodearse del buen amor a pesar de las circunstancias, incluso en mitad del caos general o aún en momentos en los que no se ve el fin cierto de algo negativo que esté aconteciendo.

No importa que en dónde estén, o que en ese justo momento no tengan a mano las mejores herramientas, o no estén dadas las condiciones más favorables, ellos igual lo siguen intentando, siguen creyendo, siguen siendo constantes, porque entendieron que en la constancia misma se obtiene ese plus necesario para revertir lo que sea.

Durante la tormenta mantienen la calma y se centran en los prodigios individuales internos, en los dones y talentos que tienen, sin olvidar que el verdadero milagro habita en cada uno de ellos, en cada uno de Ustedes.

Su clave para derrotar a esos grandes accidentes naturales, que suelen aparecer con frecuencia, fue que pudieran entender sobre la perfecta balanza integral que existe entre lo racional y científico en armonía con la fe espiritual y la creencia en un DIOS universal que es flexible y que permite el libre albedrío, para que cada quien decida como actuar y como afrontar esas… sus Tormentas del Alma.

 

LAS TORMENTAS DEL ALMA.

 
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Publicado por en 16 febrero, 2018 en Crónicas, Esdletras, PNL, Relatos

 

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EL VERANO AZUL.

Ciclista en Verano

Ciclista en Verano

¿En honor a la Diosa Juno? Lo más probable ¿En homenaje a la juventud? Puede ser ¿Qué si así se le llamo para retribuir a Junio Bruto, uno de los fundadores de la República Romana? Pareciera más rebuscado, pero me imagino que es lo asumido por quienes piensan que en la civilización occidental actual todo tiene un origen, o greco, o romano, o hasta tal vez greco-romano.

Eso realmente no importa, lo que quiero destacar aquí es el arribo del mes de junio, y por consecuencia, lo que los estadounidenses llaman el «Summer Time», ergo, el famoso verano que para nosotros los latinos es todo el año, pero que igualmente nos alegra porque significa que llegaron las vacaciones.

Verano, dulce verano, te reflejas a mi espalda tan azul como mi bicicleta de montaña Trek 4400. Me haces sentir el arribo de tu estirpe porque ruedo los 20 kilómetros de mi trayecto con el amarillo y la brillantez de tu clima, algo que en mi recorrido habitual no pasaba desde hace varios meses, en los que eran habituales los días de neblina, frío y colores pálidos.

Recuerdo también tu llegada por la cantidad de chicas bellas, en mono, franelitas, en diversos atuendos deportivos, esas chicas que sudadas y cansadas por el fragor de su trote, voy pasando zigzagueando como abejorro entre ramilletes de rosas y azucenas.

Excelso verano que has llegado con tus colores, con tu alegría, con tu música. Con tu influjo nos colocas en la boca y en el pensamiento la palabra FIESTA, anunciando así a tu alrededor que llegó el momento del disfrute y del merecido descanso, ese que ya se anhelaba y vislumbraba casi con un año de anticipación desde las enclaustrantes oficinas.

Estas ya aquí, ferviente, radiante, herviente y hasta irreverente, acicateando con tu influjo los ánimos y desatando pasiones. Tanto así que casi ocasionas colisiones y choques por doquier, contra una vereda o contra los arbustos, de aquellos que por voltear a ver a las bellas chicas de ajustada indumentaria deportiva a dos tonos, se despistan fácilmente.

En mi caso me sucede con la dama de cabello zaino, tez blanca, voluptuosas pero firmes carnes y una catarata de coquetería de pies a cabeza, esa que en su correr elegante a mi izquierda, a todas luces se percibe hermosa, sana, dura y espectacular.

Enfilo de nuevo la mirada, maniobro al volante y apenado salvo las plantas por apenas centímetros, siempre con la mirada cómplice y complaciente de ella, la desconocida corredora, a quién a través de sus lentes colorados pero transparentes, asoma una sonrisa pícara de esas de quién se sabe halagada y se siente frecuentemente observada por los caballeros.

Sigo mi camino, el clima cálido y picante continúa de frente, a 28 grados de temperatura según las mediciones de mi reloj, lo que me recuerda que debo hidratarme. Pero no sale ya agua del sistema de tubos que vienen desde mi morral, ¡que calamidad! Cosa que nota el ciclista que viene pegado a pocos metros de mi rueda.

El hombre me alcanza su botella de agua, le agradezco con un gesto y me dice que baje el pedaleo, que aguante reservas para la subida, la que según él «se viene dura y empinada». Me doy cuenta que este ciclista se sabe la ruta al dedillo y aprovecho para hacerle señas a los fines de que pase a marcar el ritmo.

Cuando me pasa me doy cuenta que su máquina es una Canondale Supersix Evo para competencias (Super Evolved), especial para caminos de asfalto y de apenas 600 y algo de libras de peso, mucho más ligera que mi rústica Trek. Sin duda alguna, mucho handicap para mi pesada montañera con la que de inmediato me doy cuenta que es imposible seguirle el ritmo.

De igual manera intento ir rueda a rueda, como no hacerlo, ya está aquí el verano y su fuerza hace que, sabiendo que se viene el último giro, acepte su reto de desviarnos a las empinadas subidas de Sorrento. Recuerdo que con esa modificación del trayecto volveremos a pasar cerca de la hermosa chica corredora, por lo que me digo: «por lo menos hasta que ella nos vea, tengo que darle pelea a este tipo».

En ese momento sonaba en mi lista aleatoria de mi música una canción cierto que muy hermosa, pero no la indicada para incrementar la estamina que ya le estaba poniendo el otro ciclista al recorrido. ¿Qué hacer? Duda mi cerebro un instante ¿Sigo pegado a su ritmo o bajo un poco para poder cambiar de canción y continuar?

Instantes de dudas y el pana que se adelanta unos 4 o 5 metros debido a mi indecisión.

El trecho se complicaba mientras él se inclinaba y volteaba para chequear la distancia a la cual me tenía. Ahí me dije, ¡listo, ya está! me va a dejar muy rezagado, pero no, al contrario, el tipo, a quién en el dorsal de su camisa se leía el sponsor «Geox-TMC», redujo inesperadamente su velocidad, y con complicidad sonriente al ponerse a mi lado me dijo: ¡Dame acá ese I-pod! ¿Déjame ver que tienes? El trecho que viene es fuerte y necesitas el impulso de una buena m+usica que te motive.

Lado a lado, rueda a rueda, ahora lo suficientemente lento para que él revisara mi aparato de música, pasamos ante la dama bella. Yo curioso por ver que escogería el ciclista como repertorio, y él concentrado en las diversas carpetas que yo tenía en mi repertorio.

Luego de un par de minutos en los que rodamos pedaleando lentamente, me mostró el playlist de canciones con el que me dijo qué tendría la motivación necesaria para apretar en la subida. ¿Con qué canciones me conseguiría que pudiesen darle semejante plus a mi rendimiento en esa zona tan escarpada? más aún cuando el ciclista benefactor ni siquiera utilizaba ningún reproductor para hacerse más llevadero su camino.

Que me iba a imaginar yo que la primera canción que escucharía al entrar a esa subida que para mí, un total inexperto en lides ciclistas, me parecía más bien el comienzo de una escalada al «Col du Tourmalet», fuese un reggaeton pop y electrónico veraniego del año 2010 llamado «Verano Azul», de Juan Magan. Ni siquiera sabía que tenía esa canción entre mis carpetas.

En todo caso, más allá de la impresión confusa, porque he de reconocer que no me gusta el reggaeton, me hizo gracia la coincidencia entre el nombre de la cancióny las sensaciones que ese preciso comienzo del verano me estaba causando. Que interrelación tan perfecta, tan sincronizada. Justo en lo que estaba pensando al comienzo de mi entrenamiento sobre la llegada del mes de junio y lo que conlleva el acercamiento de las vacaciones.

Con respecto a mi desempeño en la ruta propuesta por Ciro Ramones, no voy a escribir, porque no es importante y porque no era con ese sentido que estaba rodando con la bici hoy, pero lo que si quiero dejar reseñado es la armonía y el empuje que me inyectó esa primera canción sugerida por este avezado ciclista, la misma que con su alegría y dinamismo caribeño, se amoldó perfectamente al clima por demás azul y tropical que hizo esa mañana, ayudándome sobremanera cuando sentía que ya no podía pedalear más.

Nunca olvidaré que cuando más cansado estaba, el «Moving like a Rock Star, moving as a Porn Star,… fuerte como roca. Verano Azul…,» me suministró la energía suficiente para proseguir, tal vez también aunado a la imagen de aquella hermosa mujer corredora que se ejercitaba en la explanada, y que me permitieron terminar un trayecto que nunca pensé recorrer.

 
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Publicado por en 9 junio, 2013 en Crónicas, Cuentos, Historia, PNL

 

CUBIERTOS EN ROMPECABEZAS.

CUBIERTOS EN ROMPECABEZAS - 2020-09-14Si te digo que no, te miento, si te digo que sí, también, todo es tan relativo como el mismo momento o el instante.

¿Que sí pasó?

¿Qué si no?

¿Qué si es presente o más bien parte del futuro?

Yo no sé siquiera si estoy aquí justo ahora.

Por lo tanto no puedo saber si estás, estarás o siquiera si algún día estuviste, todo es parte de la nada, parte de un todo en donde tal vez el encontrarse con alguien sea tan circunstancial como encontrar dos piezas de rompecabezas que se amolden en un juego con tan infinito número de figuras y posibilidades.

¿Qué si solíamos hablar por horas?

Tal vez, sólo sé que ya no.

¿Qué si nos sabíamos de memoria nuestros números de teléfono?

Hoy de broma recuerdo el mío porque es necesario para estar comunicado con el mundo. Me hablas de un antes, de un estuviésemos, de un como era o de un usábamos, un teníamos, una conversa llena de pretéritos en la que noto una ansiedad conexa con un hipotético futuro.

No sé por qué, pero hago un símil entre lo que me dices, nosotros y un paralelismo con la situación de interrelación que existe entre un juego de cubiertos y una mesa, en el que me siento y se me antoja que por ahora soy el cuchillo de esta historia.

¿O tal vez su tenedor?

Pues no lo sé con exactitud.

Lo cierto es que en este juego de rompecabezas no atino ni me importa definir el rol ni cuál de esos cubiertos en la mesa tú representas, sólo tengo la certeza de que en aquella que yo anhelo y estoy vistiendo para mi cena, se come en paz y sin necesidad de otra presencia.

Sin ti el trayecto del comedor a la cama se me antoja fluido y en calma, algo que me permite dormir tan libre, con tanta relajación, que mi cuerpo flexionado y en posición fetal, cual silueta moldeable, asume la pose plácida y clásica de una cuchara, como la de quien disfruta del más profundo y reconfortante de los sueños.

La vida es simple, por lo que me asumo como una ficha más de entre las siete mil millones que la conforman en este mundo. Por ahora estoy tan regado y disperso como la mayoría de esas otras, por lo que no tengo apuros, apenas para mí comienza el armado.

No es en lo absoluto una prioridad buscar en este momento a esa otra pieza que encaje en cualquiera de mis distintos lados y en mi diversidad,

Así, pensar en tener más conversaciones no es mi norte per sé, honestamente dormir más me resulta más beneficioso, el escribir más, el hablar menos, el relativizar, el aprender a desaprender, el buscar la simpleza y dejar atrás lo complicado me parece más adecuado.

No eres tú, soy yo, no es que ahora sea un extraño, sólo soy y ya, respiro y por ende existo, sin que incida el que esté o no cerca de ti como antes.

No quiero rechazar a nadie, no quiero pelear, sólo quiero ser, quiero vivir, pero no como solía vivir, eso no, nunca más.

No porque hubiese sido malo, sino porque ya viví de esa forma, porque ahora quiero otra, así que si de encajar se trata -sea aquí o en otra parte-, eso ni yo lo sé, no sé cuando me llegué de nuevo esa frase que reza «ser como dos piezas de un mismo rompecabezas».

Por ahora no busco acoplarme, no busco amoldar nada, sólo quiero seguir, fluir, vivir. Solo lo simple me es prioritario en este justo momento.

No deseo acostarme sin conciliar el sueño, solo me escucho respirar porque de seguro me relaja. No ando pensando en que echo de menos tal o cual cosa de antes, ya que el pensar la mayor de las veces esclaviza.

¿Qué si soñé con cual o tal cosa?

Está bien, dicen que ese tipo de situaciones sólo las controla el subconsciente, no se puede hacer nada, pero en lo que sí se puede ayudar uno mismo es en cómo reaccionar luego de haber soñado. Uno es quien decide si transformarlo en algo positivo o simplemente dejar que te haga caer dentro de los brazos de la nostalgia.

Siempre pienso que todo es anecdótico, incluso hasta los episodios en que pueda soñarse haber o no besado a alguien toda la noche, porque seguramente ya en la mañana ese momento, ese sentimiento, realmente no estará allí, será sólo parte de un recuerdo, de un holograma desechable.

Algunos se preguntan:

¿Por qué no se puede simplemente cerrar todas las puertas afectivas y ya?

Excelente pregunta ya que se piensa que logrando eso se puede encontrar la paz sentimental que se esté buscando. El hallazgo de ese ser trascendente en sí mismo, la más cercana copia de la propia esencia.

No creo que el aprendizaje, la experiencia y la evolución consistan en ello, en mi caso ahora la búsqueda fundamental es la de una vida en armonía personal, interna. Un equilibrio que debe ser diario y sostenido ya que la esencia de esa misma vida está en constante movimiento.

Haz tú lo mismo y no te detengas a recordar como solíamos vivir, repito, no porque fuese malo, sino porque ya no es, no soy, no eres y menos aún somos.

Una biblioteca es universal por infinita, y te demuestra que siempre hay otros libros, otras páginas, grandes, chiquitas, de colores o en blanco y negro.

No te detengas y empecines en el libro ya leído, por más que lo hayas disfruta y encontrado interesante y cautivador, ya que afuera hay un cosmos de nueva bibliografía con temas diversos y valiosos que te aguardan.

Por ello, y por todo lo demás, necesario es que no te apegues, no entres en ansiedades, no vale la pena esforzarse hasta perder la condición de lo sano, incluso no quieras dejar tus vicios y tus aficiones por algo externo o que no provenga de ti mismo, y menos si es por el sólo interés de encajar de nuevo, como si fueses una simple cubierto, una simple pieza en el juego del rompecabezas.

No hay mayor tesoro que saberse único y diferente, entendiendo que a pesar de ser una ínfima y sencilla pieza más de ese inmenso rompecabezas universal, en sí tu propia existencia es un mundo auténtico.

Nútrete y cultívate, desarrollate y vive, que en esa mar de millones de figuras amoldables, en algún lugar esta esa otra que, cuando ya estés preparada(o), se encajará contigo en el armado del juego en el que te toca construir otra figura, otra imagen de rompecabezas más grande y más significativa.

 
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Publicado por en 13 May, 2013 en Crónicas, Cuentos, Esdletras, PNL

 

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EL HOMBRE EN EL ESPEJO.

ImagenSe pelean por los despojos de alguien, en vez de hacer cambios sustantivos, se debaten entre lo místico, lo religioso o lo real, en vez de modificarse a ellos mismos, al menos una vez en sus vidas. Horas hombres perdidas trillando en lo superfluo mientras se acomodan el cuello de sus sacos preferidos y supeditan sus conciencias al abultamiento de sus bolsillos.

De uno y otro lado parecen no recordar lo bien que se siente el honor y el desinterés, así como la sensación de sentirse «realmente bien» de hacer las cosas de distinta manera. A ello prefieren la borrasca y el viento que les aturde sus mentes. Anteponen las diatribas del poder político que los enceguece y les impide ver las simples acciones a tomar para resolver el problema inmediato del hambre de aquellos que no tienen lo suficiente para comer.

Se repiten y se siguen en sus torpezas, en sus agendas, en sus alejados mundos de despropósitos, esos lares muy alejados de aquello para lo que fueron colocados allí, unos y otros, los de aquella acera y los de esta otra, pretendiendo no ver las necesidades de quienes les pusieron allí. Los separa de la realidad ese eterno verano que apenas se cuela por el cuello de botella de la ingratitud mortífera que apenas denotan a través de la escueta tapa rota de ese mismo frasco.

Siendo así, como son, se anteponen y a la vez se siguen unos a otros, a través del viento, sin tener ni querer un lugar específico a donde dirigir, a donde ir. Ellos no quieren que tú lo sepas. Quieren que tu simplemente seas su reflejo en el espejo, que pienses como ellos.

Habiéndote ya alertado sobre todo ello, te pregunto: ¿Quieres seguir siendo el reflejo? o más bien empezar a ser el hombre en el espejo de tus propios designios y tu propia evolución?. Tu eres quien decide si realmente quieres cambiar tu forma de ser. Para ello, en el caso de que tu respuesta sea si, no puede haber un mensaje más claro que el de la observación desde lo interno, ya que si quieres que el mundo (tu mundo) sea un lugar mejor, tienes que darle un vistazo objetivo, pero sobre todo hacerlo a través de tu propio cambio.

No importa que anteriormente no hayas tenido suerte en algo e incluso que hayas sido víctima del amor (o desamor) egoísta de algunos o alguien, recuerda siempre que más allá de tus propios problemas, están esos otros todavía más graves como los de aquellas personas sin hogar, sin dinero. ¿Podrías pretender dejarlos solos como lo han hecho aquellos personajes que te mencioné al principio?

Aunque empieces por ti, el hombre de tu propio espejo, para ser mejor y superarte instante a instante, recuerda ayudar a esos sauces que están profundamente marcados, a aquellos corazones rotos, a esos a quienes los sueños se les hicieron descoloridos. Recuerda que ellos sólo siguen el curso del viento, son desvalidos y no tienen lugar en donde estar. 

Así que ya sabes, si quieres que tu entorno inmediato, tu urbanización, tu zona, tu ciudad, tu región, tu país, tu continente y el planeta entero sean mejores lugares, debes ser claro, debes echar un vistazo y hacer un cambio, pero debes hacerlo bien, y esto mientras estés a tiempo, porque si previo a ello ya has cerrado tu corazón, ya habrás entonces cerrado tu alma. Así que no te abandones y has el cambio, tu cambio, lo más pronto posible. Ya una vez lo sepas y lo interiorices, te será más fácil conseguirlo, así que muévete, levántate, ya lo sabes, has tu propio cambio.  

El Señor de las Letras.

 
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Publicado por en 8 marzo, 2013 en Crónicas, Cuentos, Esdletras, Historia, PNL

 

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FILOSOFANDO UN RATO.

filosofarEs posible vivir en libertad, pero no hay libertad sin responsabilidad. La Responsabilidad es la capacidad de responder con consciencia en lo que generamos con nosotros y con los demás. Entonces, no hay libertad sin consciencia y no hay consciencia sin meditación. Sólo utilizando esa llave nos reencontramos con nuestra esencia.

Es posible vivir en libertad. La libertad, tu libertad, no tiene interferencias cuando la basas en un estado de consciencia, y ese estado de consciencia es posible sólo con el encuentro de nuestra verdad. Nuestra verdad la encontramos al hacer consciente las mentiras, y al hacer consciente las mentiras se revela la verdad.

Lo anteriormente dicho no lo logran muchas personas, ya que para vivir a través de la verdad – o en verdad – se necesita mucho coraje, porque ella puede ser dura y poco diplomática, pesada y áspera, siendo que su contenido no siempre gusta al interlocutor, algo que a pesar de ello, de ser capaz de materializarse, te hará trascender porque al vivir en verdad, estarás viviendo en libertad.

Libertad es amor y el amor solo se disfruta si entiendes que el mismo se siente en el aquí y en el ahora. El amor no tiene «peros», y si se le busca algún «pero» es porque simplemente no es amor, ya que el amor es confianza, no plantea condiciones, pero por sobre todo, es el amor hacia uno mismo en primer lugar, más allá del que se siente por la pareja o por el prójimo, es aquel real que está por encima de la ilusión y de los afectos mundanos.

 

 
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Publicado por en 1 marzo, 2013 en Crónicas, Cuentos, Esdletras, PNL

 

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DIWALI, EL DÍA DE LAS LUCES.

Diwali, el día de las luces - 2020-07-29Era una noche de mucha humedad y calor, con cientos de personas atravesando la populosa avenida Saint James, en la ciudad de Puerto España, Trinidad & Tobago. Era un día inexacto de noviembre y yo me encontraba ayudando a Vimal Lakhan, quien para ese tiempo aprovechaba la llegada del mes para vender fuegos artificiales en la tienda que posee justo en la misma calle, debajo de su casa.

Por un lado intentaba decirle a mi hijo Sebastián que no se acercara tanto a los fuegos artificiales que encendían niños más grandes, y por el otro me centraba en mi hija Lorena Alejandra, a quien su «Sari» morado, indumentaria femenina de estilo hindú, se le soltaba un poco, tal vez por ser algo grande para su pequeña humanidad.

En eso, concentrado como estaba en mis hijos, no me di cuenta que un transeúnte se nos acercaba por la espalda, y viendo a mi niña, aquella niñita pálida y de rulos dorados, esa auténtica luz blanca entre aquel mar de Indostanos y afrodescendientes, se dirigió resueltamente a ella con la siguiente frase: «Oṃ Śrī Mahā-Lakṣmīyai namah….¡Om!», oración que en ese yo momento yo no entendía y que luego de un rato mi amigo me explicaría que significaba: «Por ti, a la Señora Gran Fortuna le doy mis reverencias.»

Esa noche era la primera en que contaba con la inmensa suerte de celebrar como tal con la Comunidad India de Trinidad & Tobago, era el día en que se celebraba el Festival de las Luces, una festividad a la que ellos dan por llamar «Diwali», una fiesta a la que presenciaba desde lejos en años anteriores, y sólo a través de la curiosidad y la ignorancia de un extranjero latino que, nunca antes de pisar esa isla, había oído en su vida hablar de tal acontecimiento.

Vimal, quien con gran paciencia siempre respondía a mis preguntas curiosas sobre sus Dioses y sobre su cultura ancestral y milenaria, me había invitado gracias a su padre, aquel sabio y gran patriarca de la estirpe de los Lakhan, el «Gran Sugar» como cariñosamente lo llaman por su cuadra, en el Saint James de sus amores.

Mientras se acercaba la hora de subir a celebrar con su familia, entre venta y venta de fuegos artificiales, el heredero de los Lakhan me explicaba que al anochecer se abrirían todas las ventanas y puertas de las casas, y en cada una de ellas se realizaría un ofrecimiento de luz con una lámpara de aceite o una vela, con la cual se rezaba un mantra a la Diosa Lakshmi, para que con eso ella entrara y cuidase el hogar de los creyentes a lo largo de todo el año.

Recuerdo que él me decía que si bien en Trinidad no se estilaba, en India también se arrojaban barcos de papel o lamparillas encendidas a los ríos sagrados, y que la gente los seguía con la curiosidad de ver cuan lejos llegaban, ya que a más distancia recorrida por los mismos, mayor sería la felicidad en el año venidero para la persona que los lanzase.

Otro muchacho del barrio, de quien no recuerdo su nombre, me dijo que en Diwali se elaboran unos diseños llamados Manorā, que eran unos dibujos hechos en las paredes y que se usaban como adornos durante todo el festival. Igualmente una de sus tías, también entre aquel animado mar de personas que se iba concentrando para organizar la noche en esa calle, intervino para decir que en la «Diáspora India» (en las comunidades hindúes fuera de la Gran Patria) se estilaba que a la salida del sol del día siguiente, se seguía un ritual muy importante que consistía en el lavado de la cabeza, acto de higiene que buscaba el mismo significado y el mismo mérito que el bañarse en el sagrado río Ganges.

Ustedes me preguntarán a que viene toda esta información acerca de la cultura y de la nacionalidad India, y pues la referencia se debe al hecho de que hoy se celebra una fecha más del Deepvali (Diwali), una fiesta religiosa trascendental de ese país, así como para aquellos otros Estados en donde hay importantes comunidades de indioparlantes o con gran respeto hacia el Hinduismo, el Sijismo y el Jainismo.

Ahora,  si bien todos los preparativos me estaban resultando por demás interesantes y cautivadores, todavía me faltaba saber ¿Qué era en sí el Diwali? y ¿Por qué el motivo de su celebración?, ¿Cuál era el alcance de esta tradición?

Ante mi curiosidad, no tardó quien se ofreciese a responderme que Diwali en sí era otra cosa sino la Festividad de la Luz o el Festival de las Luces, una celebración en la que se pide y se ora a la Diosa hindú Lakshmi, para que a través de su intercesión se pueda obtener prosperidad y riquezas de toda índole (sobre todo espirituales), las necesarias para sobrellevar decorosamente la vida en este plano terrenal.

Ese día me enteré que Deepvali es la fecha religiosa que marca el comienzo del año calendario indio, y nunca se festeja en un mismo día del año de manera exacta, ya que tal fiesta debe cumplirse justo en el décimo quinto día más oscuro del mes de Kãrttika, periodo del calendario indio que cae usualmente entre el 21 de octubre y 18 de noviembre de cada año.

Por el motivo anteriormente descrito, así como es inexacta la fecha de su realización, también son inexactos los días que dura su festividad, siendo la usanza general el celebrar las fiestas con una prolongación de 4 o 5 días de duración.

Al respecto, por festejarse el Deepwali durante los días más oscuros del invierno, los fieles prenden luces a lo largo de todas las ciudades en conmemoración del triunfo de Krishna sobre el demonio Narakasura, así como por la liberación posterior de 16 mil doncellas prisioneras como consecuencia de ese hecho histórico. También se festeja en estos días el regreso triunfante del Príncipe Rãma a la ciudad de Ayodhyã, luego de su victoria ante Rãvana, el rey de los demonios.

Pero volvamos a mi experiencia particular con el Diwali, en esa calurosa noche caribeña de noviembre de 2005, al momento justo en que la familia Lakhan me daba a probar diversos dulces y postres, los que tradicionalmente eran ofrecidos a todo aquel que visitara o pasase cerca de su casa o la de quienes estaban celebrando, a los allegados, a los amigos e incluso a los transeúntes.

Si algún día quieres probar buena gastronomía india, saciarte comiendo los más ricos manjares de su cultura, no hay mejor oportunidad que hacerlo en Diwali, en la fecha de su año nuevo, festividad en la que las familias invierten lo que más tienen, o pueden, en preparar los platos más elaborados de su acervo histórico, comidas con las cuales hacen peticiones, rezan y oran para que los dioses les cumplan sus promesas, luego de los cual entregan presentes, regalos y detalles.

Desde ese día, y gracias a la Familia Lakhan, pude vivir e internalizar un ritual que te induce a un proceso de mucha espiritualidad y de mucha paz, a pesar del ruido de los fuegos artificiales que se encienden a medianoche. Ese día aprendí que Diwali en sí es un momento de luz para renovar la vida, tus promesas, tus cuentas, es el momento idóneo para dejar atrás o desechar lo viejo, lo que ya no hace falta o lo que no sirve.

Siempre recordaré que en tiempos de Diwali, muchos hindúes pintan sus casas y hasta cambian de estilo y de apariencia personal, pero también me quedará muy fijo en mi memoria que no todo tiene que ver con la estética y la espiritualidad, ya que es una fecha para la reconciliación y la re-armonización con personas que por cualquier motivo se alejaron de tu vida.

Diwali quedará indeleblemente en mi mente como la fecha precisa para disculpar a aquellos a los que no comprendemos, incluso a los mal llamados enemigos, siendo en sí misma, el simbolismo de una fiesta que te hace consiente de la necesidad del hombre por avanzar hacia «La Luz de la Verdad». Es una celebración que te hace comprender que dirigiéndote hacia la luz serás menos propenso a la ignorancia y la infelicidad, hecho que te va a lleva a la «Victoria del Dharma -la virtud- sobre el Adharma -la falta de virtud-.»

Por último aprovecho este relato, luego de estas mis experiencias personales, mis anécdotas y de todos los conceptos y definiciones que aquí he compartido, para desearle a todos aquellos que hayan tenido la oportunidad de leerlo, que el camino de sus vidas siempre este suficientemente iluminado, tanto en el presente como en el futuros, y que en el transcurso de ese transitar su senda siempre se vea allanada de paz, prosperiodad, armonía y salud.

Feliz Diwali para todos.

 
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Publicado por en 13 noviembre, 2012 en Crónicas, Cuentos, Esdletras, Historia, PNL

 

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¿DE QUÉ DEPENDE EL QUE SEAS FELIZ?

Felicidad interna reflejada en este salto ante el ocaso.

Siendo como lo es para mí, un estado anímico y no un nivel de perfección, ese estaño que todos piensan que está encumbrado por allá arriba en no sé donde, quise tratar esta vez un tema (o más bien un concepto) del que por lo general hablamos, recomendamos o sugerimos, pero que es tan invisible, tan interno y tan etéreo a la vista, que siempre es difícil de definir, cuantificar o siquiera medir.

Les hablo del término «Felicidad», ese estado o sensación al que todos desean acceder y que incluso muchos dicen tener sin siquiera haberlo experimentado en lo integral de la palabra. Ser feliz para mí (porque es un tema multidimensional que puede ser visto desde diversas ópticas) es la plenitud existencial en la que se valora la vida cómo algo positivo y digno de ser vivido. Es aquel enfoque según el cual se alcanza las metas propuestas y se disfrutan, no percibiendo la lógica falta de logros como frustraciones (que no somos perfectos para conseguir absolutamente todo), sino como desafíos.

Una persona que en esencia es feliz, sonríe, disfruta, goza, le da valor a las pequeñas cosas, se entretiene con poco, no es exigente con su entorno porque hace de cada ambiente, su ambiente, porque el mismo lo lleva adentro. Además uno puede saber que está en presencia de un ser de esas características cuando percibe que su sentimiento es notorio, es constante, permanente, ilumina siempre con su vibra y su personalidad cada espacio al que llega, a diferencia de quienes sólo poseen síntomas de la alegría, esos que son más aleatorios y que provienen de un estado más pasajero.

La intensidad de existir, ser pleno y saludable.

Al respecto, de seguro alguno de mis lectores me dirá: «Ok, perfecto, eso se lee muy bien, ¿Pero cómo puedo yo hallar la felicidad?, ¿De qué depende el que yo sea feliz o no?». A esa pregunta yo respondería que tal estado dependerá de cada uno de nosotros, ya que lo que hace feliz a alguien puede no representar la felicidad para otro.

En ese sentido sería importante añadirles que muchas veces ese sentimiento de plenitud depende de como controlemos ese carrusel llamado estado anímico, el cual sube o baja dependiendo de las situaciones que experimentamos, que vivimos diariamente.

Seguramente se habrán preguntado alguna vez sobre ¿Qué personas o situaciones afectan sus estados emocionales?, pues ese es un excelente cuestionamiento al cual deben responderte con toda la sinceridad posible, eso si de verdad quieren encontrarse con la felicidad en cada una de sus respectivas vidas. En ese sentido inquiera para sus adentros ¿Realmente creo que las personas y situaciones tienen el poder de hacerme infeliz?. Lo que realmente le hace infeliz es lo que espera de los demás  y de las situaciones externas a sí mismo.

Las expectativas puestas en lo externo y que luego son insatisfechas, es lo que verdaderamente le va reduciendo su felicidad. Cuando comienza a desear cosas que nada tienen que ver con lo interno y que se refieren más a anhelos con respecto a terceros, comienza un camino equivocado hacia la infelicidad. Quien no se ha dicho a sí mismo esto: «Si tal persona cambiara fuese más feliz», «Si tuviese una casa más grande fuese mejor mi vida», «Si mi esposo fuese más delgado me gustaría más estar con él», «Si ganase más dinero sería maravilloso», y así una larga lista de expectativas que le va creando en su cerebro, y lo que es peor, en su subconsciente.

Tu felicidad no está en tu cara, esa alegría del rostro es un reflejo de la armonía que hay en tu interior.

La realidad es que la vida es imprevisible y que por más que queramos, no podemos controlar a las personas ni a las circunstancias externas. Cuando se espera que algo proveniente de afuera le de felicidad, estás permitiendo que se la roben, es decir, se vuelve dependiente de otros. Pregúntese entonces: ¿Por qué depender de otros para sentirte feliz? ¿Por qué aferrarse a algo o a alguien cuando la vida cambia constantemente?.

Cuando nos dedicamos todo el tiempo a que nuestro mundo externo sea perfecto, nos estamos equivocando. Si ve esas señales, es necesario que cambie de dirección y comience a crear su propia felicidad interna. En esas circunstancias bien vale la pena cultivar aún más el intelecto, crecer lo más que se pueda en espiritualidad. Para ello una clave importante es conocer a nuevas personas, cambiar de entorno, viajar, conocer otras culturas, incluso ejercitar su cuerpo.

En esencia debo recordarle que dentro tenemos todo lo necesario para ser felices. Hay que vivir la vida desde adentro ya que nos desgastamos mucho en esfuerzo y energía viviendo nuestro cuento desde afuera, lugar donde no tenemos ningún control de las cosas. Ser feliz es una decisión, es usted quien perfila e indica que le hace feliz o infeliz, es usted quien se regula y se controla, pero eso sí, le subrayo, desde adentro, no desde afuera. Cuando asume una actitud ante un acontecimiento, es usted quien lo está decidiendo, y si lo hace de una manera correcta, le estará impidiendo a ese suceso que le imponga una decisión que provenga de afuera.

Cuando es usted quien decide, realmente es feliz, se conecta con su propio poder. Ello le permite sentirse libre de ser usted mismo, decidiendo además como asumir cada circunstancia que se le presenta. Sólo así y sólo ahí comienza a tener control sobre sí mismo, no antes. Pero eso sí, recuerde, se lo vuelvo a reiterar por enésima vez, no se pueden controlar los factores externos, no lo intente, porque esos, al final, le pueden robar su armonía, y por ende, su felicidad.

Esta nota fue escrita y publicada por Gustavo Adolfo Agüero Cruz para «El Blog de Gustavo», gracias a la herramienta de WordPress para Blackberry Playbook.

 
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Publicado por en 27 octubre, 2012 en PNL, Poesía

 

UN SHIKOBA PARA ESE SAWABONA: DISERTACIÓN SOBRE ESTAR SÓLO.

Estaba haciendo una referencia a través de una de esas redes de contacto que tienen los celulares inteligentes, de esas que son muy populares por estas épocas, acerca de un tuit por demás curioso y contrastante sobre el comportamiento que en la actualidad tienen ciertos grupos de mujeres, cuando gracias a una muy querida colega y mejor amiga, llegó a mis manos (mejor dicho, a mis ojos) un texto que creo enriquece, complementa e incluso mejora sustancialmente otros dos escritos que sobre el amor y las relaciones de pareja escribí el año pasado: «El Amor en Tiempos de Escapismos» y ¿Se puede llegar a conocer el verdadero amor?

Resulta que yo me hacía eco de una tuitera denominada como @QueridaLarissa, quien colocaba en su cuenta: «No culpo a los hombres por haber dejado de ser caballeros, culpo a la mayoría de las mujeres que dejaron de comportarse como damas», frase que compartí como reflexión a través de una de esas cadenas telefónicas, que si bien tuvo bastantes comentarios de apoyo y de aprobación por muchas de las féminas entre mis contactos, recibió tal vez una de las mejores respuestas que sobre el tema me haya podido dar persona alguna en estas épocas de tantos cambios y transformaciones.

Tanto me cautivo la respuesta, siempre elegante y sobria de esa gran colega y amiga de toda la vida, que me sentí fuertemente motivado a tocar un tema que desde hace un buen tiempo ya no abordaba, tal vez por aquello de caer en la trampa en la que a cada instante caen miles, cientos de miles y millones de venezolanos, quienes ven en el acontecer político y las diatribas sociales de la diaria rutina, un monotema que les encauza y enclaustra sus existencias.

Me respondió esta amiga con un inusitado Sawabona, ese saludo ancestral africano que indica «Yo te respeto, yo te valoro y tu eres importante para mí», ese muy elocuente gesto al que prosiguió regalándome un escrito que tiene que ver, y mucho, con la Programación Neuro Lingüística (PNL), pero sobre todo con la transformación y reordenamiento de viejos conceptos y creencias a la hora de enfocar la vida afectiva del ser humano, esa idea que magistralmente creó y redacto el médico psicoterapeuta, escritor y columnista brasileño, Flavio Gikovate, en su obra «Sobre estar Sólo», tal vez su mejor producción bibliográfica desde sus escritos sobre «Inteligencia Emocional» y su libro «Ensayos sobre el Amor y la Soledad».

Su obra «Sobre estar Sólo» se quedó fijada tanto en mí, que decidí reproducírla íntegramente acá, y de manera textual, para así compartir con Ustedes esta idea tan precisa como genial y oxigenante, en un mundo tan desvirtuado en sus valores, en el cual parecen haberse perdido por completo los antiguos enfoques que sobre el amor y la afectividad teníamos las personas.

Sobre estar sólo

«No es solo el avance tecnológico lo que marcó el inicio de este milenio. Las relaciones afectivas también están pasando por profundas transformaciones y revolucionando el concepto de amor. Lo que se busca hoy es una relación compatible con los tiempos modernos, en la que exista individualidad, respeto, alegría y placer por estar juntos, y no una relación de dependencia en la que uno responsabiliza al otro de su bienestar.

La idea de que una persona sea el remedio para nuestra felicidad, que nació con el romanticismo, está llamada a desaparecer en este inicio de siglo. El amor romántico parte de la premisa de que somos una parte y necesitamos encontrar nuestra otra mitad para sentirnos completos. Muchas veces ocurre hasta un proceso de despersonalización que, históricamente, ha alcanzado más a la mujer. Ella abandona sus características para amalgamarse al proyecto masculino.

La teoría de la unión entre opuestos también viene de esta raíz: el otro tiene que saber lo que yo no sé. Si soy manso, ella debe ser agresiva, y así todo lo demás. Una idea práctica de supervivencia, y poco romántica para más señas. La palabra de orden en este siglo es asociación. Estamos cambiando el amor de necesidad, por el amor de deseo. Me gusta y deseo la compañía, pero no la necesito, algo que es muy diferente.

Con el avance tecnológico, que exige más tiempo individual, las personas están perdiendo el miedo a estar solas, y aprendiendo a vivir mejor consigo mismas. Ellas están comenzando a darse cuenta que se sienten parte, pero son enteras. El otro, con el cual se establece un vinculo, también se siente una parte, no es el príncipe o salvador de ninguna cosa, es solamente un compañero de viaje.

El hombre es un animal que va cambiando el mundo, y después tiene que irse reciclando para adaptarse al mundo que fabricó. Estamos entrando en la era de la individualidad, que no tiene nada que ver con el egoísmo. El egoísta no tiene energía propia, el se alimenta de la energía de los demás, sea financiera o moral.

La nueva forma de amor, o más amor, tiene nuevo aspecto y significado. Apunta a la aproximación de dos enteros y no a la unión de dos mitades, y ella solo es posible para aquellos que consiguieron trabajar su individualidad. Cuanto más fuese el individuo capaz de vivir sólo, más preparado estará para una buena relación afectiva.

La soledad es buena, estar sólo no es vergonzoso. Al contrario, da dignidad a la persona.

Las buenas relaciones afectivas son óptimas, son muy parecidas al estar sólo, nadie exige nada de nadie y ambos crecen. Las relaciones de dominación y de concesiones exageradas son cosas del siglo pasado. Cada cerebro es único, nuestro modo de pensar y actuar no sirve de referencia para evaluar a nadie. Muchas veces pensamos que el otro es nuestra alma gemela y, en verdad, lo que hacemos es inventarlo a nuestro gusto.

Todas las personas deberían estar solas de vez en cuando, para establecer un dialogo interno y descubrir su fuerza personal. En la soledad el individuo entiende que la armonía y la paz de espíritu solo se pueden encontrar dentro de uno mismo, y no a partir de los demás. Al percibir esto, él se vuelve menos crítico y más comprensivo con las diferencias, respetando la forma de ser de cada uno.

El amor de dos personas enteras es el bien más saludable. En este tipo de unión, está el abrigo, el placer de la compañía y el respeto por el ser amado. No es suficiente ser perdonado por alguien, algunas veces hay que aprender a perdonarse a sí mismo».

Shikoba para ese Sawabona

¿No les parece una interesante y profunda recomendación? esa de fortalecerte primero en tu soledad, ¿convertirte en esa parte entera de ti mismo y acabar con el concepto de las mitades? De seguro siempre les indicaron que la individualidad per sé era mala, pero ya ven que no es así, primero debes cultivarte como individuo para luego poder engrosar de manera sana, y apta, a ciertos conglomerados colectivos y sociales, incluso aquellos que no por ser de dos personas sean menos complicadas, sino que por el contrario necesitan de mucho entendimiento, comunicación, espacio y desapego para ser duraderas como relaciones de pareja.

Gracias de nuevo amiga, por regalarme esta hermosa reflexión de Flavio Gikovate, ha sido un gran aporte para mí, el cual sólo puedo retribuirte con un SHIKOBA, otra frase del sur de África que realmente no sé si pertenece a alguno de los 11 idiomas que oficialmente se hablan en Sudáfrica, o tal vez a un dialecto minoritario de esa nación, o de Namibia, Botswana, Zimbabwe, Lesotho, Swazilandia, Mozambique, Malawi,  e incluso Madagascar, esa isla situada al frente de los mencionados países que conforman esa parte meridional del llamado continente madre (La Madre África).

De seguro sabes colega, que SHIKOBA es la respuesta al SAWABONA que me enviaste, así como que se traduce en un «entonces yo significo para ti», yo valgo para ti en relación al respeto que me has ofrecido y dado.

Lo que creo que si no sabes es que esta forma sentida y cortés de responder a un saludo, encierra un mensaje esperanzador de amor, entendimiento y concordia.

Además, en sí pone de manifiesto el hecho de que construimos nuestra identidad no sólo a partir de nuestra propia mirada, sino que también la vamos forjando a través de la mirada del otro, algo que estos sabios seres humanos descubrieron de forma natural, incluso antes de que se ideara el psicoanálisis, corriente del saber occidental que lo enunció como un precepto y conocimiento propio, obviamente por desconocer el legado de estas culturas ancestrales.

El Señor de las Letras.

 
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Publicado por en 23 marzo, 2012 en Crónicas, Cuentos, Esdletras, PNL

 

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Sea Usted el mensajero Sr. Valentín.

Be the messenger Mr. Valentin:

¿Es Valentín o Valentino?, da igual, porque lo que importa es que a tu espíritu y a tu legado, en donde quiera que se encuentre tu alma, pido permiso (y a la vez disculpas) por ser uno más de esos miles de millones de seres humanos que martirizan tu paz todos los 14 de febrero de cada año, usándote para felicitar y agasajar a los amigos y las parejas.

Sé que la esencia de lo que quisiste transmitirnos con respecto al amor y la amistad no es lo que exactamente practicamos hoy en día, pero quiero que entiendas que hay personas muy importantes para mí que no conciben que no les felicite y celebre con ellos en una fecha como esta, eso a pesar de que siempre haya estado y esté ahí para ellos, así sea a través de una muy fría e impersonal cadena sobre cualquier tema (como esta y otras anteriores).

Quiero también tu permiso para decirles que mi amistad y amor no se circunscriben a la fecha de hoy, que esos dos sentimientos se nutren de la constancia, del abono hacia ellos, así como de la superación de obstáculos y momentos cíclicos que los hacen mucho más fuertes, sólidos, sinceros e imperecederos. Te pido igualmente que les digas que me dispensen todo aquel mal o aspecto negativo que de mi amistad y/o amor les haya hecho podido transmitir o hecho sentir, ya que como ser humano y amigo soy bastante imperfecto, y pues, aunque intento incomodar y molestar lo menos posible, estoy sujeto a cometer errores.

Diles que en todo caso siempre he sido yo, que les aprecio y les quiero en mi vida tal cual como son, cosa que de igual forma desearía en reciprocidad. Informales también que si les tomo en cuenta para alguna cadenita, noticia, comentario, opinión o vivencia de vida, es porque son realmente importantes para mí, que tienen un lugar especial en mi vida, sin ánimos de absorberles.

Así que Valentín, a pesar de reiterarte mis disculpas por incomodarte en esta tu fecha, quiero que por favor seas mi mensajero en este justo y preciso momento del día, para felicitar a mis hijos, sobrinos, padres, tíos, familiares, amigos y demás allegados, ya que por ser esta una fecha con un marcado enfoque comercial, que satura este y otro tipo de redes sociales, con tu anuencia aprovecharé este instante para desearles (antes de que COLAPSE EL SISTEMA), que disfruten todos esos innumerables mensajes, detalles y muestras de afecto que por lo general no reciben con frecuencia, sino en determinadas, especiales y contadas ocasiones del año, como está (¿Qué paradójico, no?) .

De igual forma y para terminar, quiero Valentín, que de ser posible, les extiendas de mi parte, todo lo que cada uno de ellos realmente requiera de sus amistades y del amor, para que así tengan una buena vida, esa que en el balance general de sus existencias esté marcada por más cosas positivas que negativas.

El Señor de las Letras.

 
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Publicado por en 14 febrero, 2012 en Crónicas, Cuentos, Esdletras, PNL

 

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CONEXIÓN ARCOIRIS.

No tengo título al momento de escribir esta nota, tampoco tengo un tema en específico, solo la necesidad imperiosa de escribir, ese ardor o comezón que con el pasar de los párrafos te calma, serena tus temores, enfoca tus ganas, aclara tu mente y perfila tus metas.

Me pidieron que hablara de Jorge Luis Borges, hoy de aniversario, sugirieron que diera mi opinión sobre el desenlace de los acontecimientos en Libia, nación desangrada y arruinada tras una cruenta Guerra Civil que tiene en frente de sí un futuro incierto. Otros recomendaron que siguiese en la onda deportiva de dos de mis tres últimos artículos y que diese mis pronósticos sobre la cada vez más próxima temporada del béisbol venezolano. Muchos otros, por el contrario, me pedían que retomase la onda de la Programación Neuro Lingüística (PNL), pero sin embargo, a pesar de los buenos temas que pidieron tratar, de sus acertadas recomendaciones, a mi psiquis no le apetecía ser tan formal y quiso divagar por un rato, escribir sin sentido a ver que salía, a ver como me sigo descubriendo, algo que por cierto también es muy válido como técnica Neuro – Inmuno Lingüística.

Mi mente quería enfocarse, casi que de inmediato, en un corte de carne de esos que en los llanos centrales venezolanos denominan como «Copa de Cerdo», deliciosa y suave carne de lechón que hace aguas hasta el más refinado paladar. Al fondo, mientras el hambre me hacía más vivo el recuerdo de tal manjar, sonaba una melodía que me indicaba que justo en ese momento necesitaba más urgentemente de una «Conexión con el Arcoiris», como aquella canción del gran cantautor estadounidense, Jason Mraz, esa que estaba de fondo pero que perfilaba acertadamente ese «Rainbow Conexión», «a especially Flat Lands Rainbow Connection.»

Sin duda alguna que si me pudiera conectar con ese fenómeno visual me estaría nutriendo más que con un simple almuerzo. A eso se le llama necesidad de alimentar el plano interno, de llenar el alma. Es cuando se debaten en ti dos hambres, la física versus la espiritual. Ansiaba saber que es eso que está al otro lado del Arcoiris, ese que para muchos es solo una visión, una ilusión óptica, pero que en mi concepto (tal vez producto del hambre), si bien es un halo de luz multicolor, también es un puente transparente, ese que nunca te oculta nada de sí a excepción de lo que está más allá de su alcance, de lo que no está expuesto a la vista.

Al igual que como lo hace el cantante estadounidense, siempre me he preguntado porque es tan sorprendente un Arcoiris si es tan sencillo de explicar como se forma con base al raciocinio de un científico. Tal vez sea el hecho de que se pueda mirar pero que no se pueda tocar, como en el caso del amor platónico, ese amor anhelado que está siempre más allá del alcance o que más bien pueda ser imposible producto de una prohibición expedita.

El más reciente que había visto, apareció majestuoso a unos pocos kilómetros de los «Esteros del Llano» en la vía a Camaguan y a San Fernando, entre los estados Guárico y Apure. Ahí estaba, siempre tan inesperado, excelso y colorido como un encuentro desprevenido y casual con una mujer hermosa, así como aquel otro fortuito que sostuve unas horas antes con una bella y desconocida señorita de rasgos árabe-franceses, una princesita surgida como de la nada en uno de esos bazares comerciales que montan «los turcos» en las céntricas y calurosas calles de los pueblos de nuestro país, en este caso, en ese horno guariqueño y cuna de mi madre que lleva por nombre «Villa de Todos los Santos de Calabozo».

Rosalinda – Arcoiris, Arcoiris – Rosalinda, seguía divagando, me pedían hablar de la familia pero no hay caso, no era día para ello. Mi mente solo quería flotar y me decía que me mantuviese optimista y ocupado que en algún momento alcanzaría las simientes de ese halo de luz multicolor, la verdadera conexión con el arcoiris, aquella que solo está reservada para los amantes, para los soñadores, para los perseverantes, y ¿Por qué no?, hasta para mí, claro está, siempre en el caso de que pueda estar bien enfocado en lo que quiero y que haya hecho las modificaciones necesarias así como los cambios de conducta requeridos para lograrlo.

Ya ante la disyuntiva orgánica de ir a comer o seguir aquí, me decidí por tomar un buen pedazo de «Acemita Tocuyana», ese pan suave, dulce y con cubierta de papelón tostado, al cual le coloqué dos trozos de queso de cabra, el que a su vez puse a hornear por pocos segundos y lo acompañé de una conserva de piña y coco, plato con el que en vez de almorzar tarde hice una especie de merienda al más puro estilo larense, merienda que me permitió seguir concentrado en este desvarío convertido en nota, en este carrusel de ideas y letras que se trasegan en la montaña rusa de mis emociones para arribar al punto de llegada en el que si bien algunos calman la adrenalina que les produjo el bamboleante viaje, yo utilicé para afinar y darle luz a esta nota.

Mientras engullía el snack, justo cuando traté de imprimirle corazón y mente al amasijo disvariante a ver si Dios me concedía esa «Conexión con el Arcoiris» de la cual les escribía unos párrafos atrás, percibí que la experiencia musical que produjo la canción «Fly Me to the Moon», versionada también por Jason Mraz, que mezclada con la explosión de los sabores dulce y salado del bocadillo, así como los del postre tradicional venezolano, podían hacer en mí las veces de ese estado de felicidad que se debe sentir al conseguirse el tesoro que dicen los duendes irlandeses que hay al final de un Arcoiris.

En ese instante le di las gracias a Dios Todopoderoso, al ecuménico, a ese que no tiene rostro ni viste con base a las creencias de una cultura en específico, a esa maravillosa energía universal inmensa en sabiduría, ya que por su conducto pude percibir ese pequeño detalle del que no me daba cuenta, le agradecí infinitamente porque me dio a entender que siempre que lo visualice internamente, lo adapte a mi ser y a mis requerimientos, veré y tendré la conexión con lo verdaderamente importante, incluso con él. Al instante me hizo comprender en la interrelación que hay entre un bocado y una buena canción, que la dicha está en las cosas sencillas y que para conseguir ese estado de armonía plena debo tener claro que para ver las riquezas que están detrás del Arcoiris, primero debo apreciar en su justo valor aquellos pequeños detalles y momentos fundamentales (por cierto, ninguno de ellos materiales, como tampoco es material su presencia y su grandiosidad).

Cuando terminé de escuchar la canción, que en español se traduce como «Vamos a la Luna», «llévame a la luna», no sé, como mejor prefieran interpretarlo, me encontré con que justo ese había sido el sitio al que me transportó la interpretación con sus líricas, algo coincidencial y que no tenía previsto usar como influencia para intentar escribir la nota. Otra prueba más de que cuando lo pides sinceramente y desde adentro, él te responde, te aclara, coloca un halo de luz, «un Arcoiris» que guíe el camino correcto a seguir. Gracias Dios, Gracias Señor, Gracias Jesús, Gracias Buda, Gracias Gandhi, Gracias San Francisco de Asís, Ustedes hicieron posible que me organizara para que surgiera este escrito, esta «Conexión con el Arcoiris» .

 
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Publicado por en 24 agosto, 2011 en Crónicas, Cuentos, Esdletras, Gastronomía, PNL

 

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Reduciendo los pensamientos negativos.

Me pidieron escribir sobre un tema que confieso es muy difícil de tratar, porque para ello hay que salirse de uno mismo y/o desdoblarse, ya que representa un elemento intrínseco del ser humano, y al ser yo parte de esta especie y por ende de su cosmovisión racional, también en menor o mayor grado soy susceptible de sufrirlos o padecerlos, por lo que les indico que lo que desarrollé en este espacio, está más bien relacionado con las herramientas y las prácticas que en el transcurso de mi vida fui aprendiendo con la finalidad de ir reduciendo su influjo, algo que no siempre pude o me fue fácil aplicar.

El tema en cuestión es el de la reducción de los pensamientos negativos, aquellos que se conciben desde el subconsciente y que permean significativamente la conducta, moldeando en gran medida la personalidad del individuo. Según el Diccionario de la Real Academia de la lengua española, la negatividad es la cualidad de ser negativo o pesimista, entendiéndose por negativa a la persona que tiende a ver y a juzgar las cosas en su peor aspecto, del modo más desfavorable.

Con sus bemoles, y no alcanzando ambas definiciones la acepción exacta de lo que aquí queremos plasmar, es importante que seamos conscientes de que los pensamientos son energías por lo cual podemos inferir que aquellos que más dominen en nosotros, indudablemente crearán y conformarán nuestras vidas. En ese sentido, un pensamiento negativo genera situaciones desfavorables (o las mantiene en el caso de que ya existan) por lo que es prioritario controlarlos y reducirlos lo más que se pueda.

Para controlar los pensamientos negativos lo primero que debemos hacer es aceptar su existencia, así como el hecho de que ellos surgen ante una situación específica que nos incomoda, que no podemos manejar o que no es de nuestro agrado. Ante ellos no hay que resistirse cuando aparezcan sino que por el contrario hay que reconocerlos y prestarles atención. Logrando esto, estamos dando el primer paso para ser menos negativos (reconocemos luego controlamos).

La negatividad es en efecto un pensamiento, por lo que si lo enfocas de esa forma no ejercerá tanta fuerza en ti. En tal sentido es recomendable ser tolerantes con nuestra propia forma de pensar para que podamos observar de manera inteligente lo que sucede en nuestra mente.

Cuando concienciamos e internalizamos lo anterior, ya podemos aprender a reprogramar nuestra mente con pensamientos que nos generan buenos sentimientos. Imagínenlo como si fuese un proceso de sustitución de archivos, es decir, véanlo como si estuviesen sembrando en sus cerebros nuevos pensamientos que repongan los anteriores y que con ello se produzcan cambios de pensamientos que a su vez impulsen modificaciones en los patrones de sus comportamientos tradicionales.

No es un paso sencillo, lo sé, cambiar patrones y modos de pensar se dificulta grandemente porque ello nos conlleva a salir de una zona «de confort» o «de resignación por miedo», de la cual muchos no nos movemos fácilmente. Para ello se necesita, como para el resto de los ámbitos de la vida, de VOLUNTAD, mucha voluntad y constancia.

Importante es tomar la decisión de cambiar de pensamientos pero mucho más importante es poner en práctica esta decisión. Si lo hacemos indudablemente cambiaremos de conductas y beneficiaremos de mejor manera nuestros estilos de vida. Una vez que controlemos el pensamiento negativo, ya podremos elaborar una frase con la cual comenzar a gratificarnos y afirmar positivamente nuestros progresos.

Todos tenemos y necesitamos frases afirmativas que nos produzcan buenas sensaciones, son técnicas que muchos practicamos inconscientemente y que son altamente efectivas en su misión de llegarnos a la mente de forma positiva. De igual manera podemos visualizar estas frases, otra técnica muy poderosa que produce efectos casi inmediatos si la desarrollamos de manera continua.

En muchos casos la visualización es más efectiva que decirnos constantemente que no aceptamos un pensamiento negativo o tratar de resistirnos a él. Al aplicar la técnica de la visualización o cualquier otra técnica, debemos recordar que siempre es necesario conectarse con un pensamiento positivo y una frase afirmativa. Aplicarlas les llevará poco tiempo y les producirá buenas sensaciones.

Al respecto, si logramos disciplinar estas prácticas y hacerlas rutinarias en el proceso de nuestro desarrollo personal, podremos comprender y dominar de mejor forma la naturaleza de nuestro comportamiento. De la misma manera conoceremos y entenderemos más acerca de nuestros procesos mentales para así emplearlos de manera más eficiente. Del resultado de esa constancia y ese logro, ganaremos significativamente en confianza, seguridad y autoestima.

El liberarnos de patrones, de pensamientos que nos limitan, nos permite tener una vía expedita para alcanzar el éxito deseado en proyectos y trabajos, así como en nuestro interrelacionamiento con las personas a nuestro alrededor y con la sociedad en general. Esto última gracias a que nos facilita herramientas para crear mayor sintonía social, usando de forma efectiva el lenguaje verbal y la fisiología para transmitir de manera óptima los mensajes que queremos hacer llegar.

Reduciendo la propensión a la negatividad mejoraremos la relación con los compañeros (en el trabajo) y con los clientes (en la empresa), así como desarrollaremos un lenguaje correcto y exacto para el manejo de personas a nuestro cargo.

En las ventas nos ayuda a desarrollar habilidades para ofrecer de forma sobresaliente productos y servicios, satisfaciendo de manera óptima los deseos de los clientes. Nos enseña como aumentar la rentabilidad de las empresas, fomentando la fidelidad de los clientes y ampliando de manera efectiva las negociaciones.

En la salud nos aporta técnicas específicas para ayudar notablemente a mejorar las enfermedades a través del cambio de creencias o patrones mentales y desarrollando actitudes positivas con el fin de elevar la energía y aumentar la calidad de vida.

En la educación sirve de gran herramienta para profesores y maestros, facilitando en la enseñanza y a la transmisión de conocimientos basados en las necesidades de los alumnos, para que siempre estén motivados al aprendizaje.

Reduciendo la negatividad, los alumnos aprenden a dirigir su mente para formarse con mayor facilidad y para que realicen sus tareas con efectividad, así como les fortalece y les apoya para que definan sus objetivos y diseñen su vida hacia el futuro. De igual forma les ayuda a solucionar problemas como fobias, miedos, traumas, falta de autoestima, falta de confianza, depresiones, inseguridad y ansiedades entre otras afecciones psicológicas, claro está, siempre con la ayuda del educador y el especialista.

Para finalizar les recuerdo lo expresado al principio de este escrito, el pensamiento y la actitud negativa es otra característica más de las diversas que habitan dentro del ser humano, no lo puedes erradicar del todo pero si controlarlo y reducirlo de manera significativa. Yo sigo en mi propio proceso individual, y las técnicas que aquí compartí con ustedes me han servido de mucho.

El Señor de las Letras.

 
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Publicado por en 16 agosto, 2011 en Crónicas, Cuentos, PNL

 

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Soy de los que piensa que los tabúes hay que desmitificarlos con la finalidad de ir avanzando y evolucionando, tanto a nivel de sociedad como a nivel individual. De acuerdo a esta premisa o visión propia y particularísima, quiero tratar hoy un tema que les confieso siempre me resultó una especie de plomo en el ala, dada la manera en la que fui criado con respecto al trato, manejo y comportamiento de aquellas situaciones inherentes a los casos de infidelidad.

Las pocas veces en las que escuché referencias sobre este tema, bien fuese en el colegio, en la calle o en casa, la mayoría de las personas se referían al acto de ser infiel «como la peor traición de la pareja». Muchos de quienes así pensaban, agregaban que «un infiel es culpable de un grave daño a la relación de pareja, ya que se supone que en una relación afectiva se tiene todo lo que (se) necesita para vivir bien.»

Hoy, a mis casi 38 años, hago un análisis retrospectivo de esas acepciones y llego a la conclusión de que los seres humanos, en la búsqueda de definir absolutamente todo, inclusive aquellas conductas más primigenias e instintivas de nuestro inocultable y arraigado origen animal, relacionamos aquello que definimos como infidelidad, fundamentalmente con los encuentros sexuales fuera del matrimonio o de una relación de pareja.

En ese sentido, así como nos hemos dado a la tarea de definir y darle conceptos al término, condenando social y jurídicamente esta acción eminentemente natural (por animal y humana), también hemos clasificado todo tipo de excusas para su justificación, esa que según los conocedores del tema no deberían darse por no ser éticas, dado el caso de que es cada vez más alto el número de personas que «incurren en este proceder supuestamente inmoral e ilegal».

Es así como otra corriente de expertos aducen que la infidelidad responde no solo al instinto animal (sexual) sino que también puede deberse a crisis o a diversos problemas de pareja. Para ellos, el justificativo de este tipo de infidelidad se debe a que la persona infiel busca lo que no encuentra a nivel intelectual, emocional, económico o físico, en su pareja.

Si me preguntan a mí, tengo un punto de vista bastante poco ortodoxo sobre el tema, sobre el cual debo empezar indicando, como he referido en notas anteriores, que no habría infidelidad (en el estricto sentido espiritual) si se cultivase «El Amor Verdadero», ese que no es otra cosa que una experiencia o un sentimiento interno e individual según el cual, primero debes quererte y respetarte a ti mismo, para luego poder dar amor a los demás.

Si no inculcas en ti mismo esa máxima de oro, no puedes dar amor ni estás preparado para dar amor.

En ese sentido, el crecimiento exponencial de eso que llaman infidelidad (de acuerdo a la estructura y la parafernalia académico – moral que se ha creado para ello), es directamente proporcional al hecho de que cada vez más, las personas, no habiendo cultivado su amor interno, pretenden hallarlo fuera, en otros seres humanos, algo que por lo general les crea grandes expectativas no dependiente de ellos (cuestión que obviamente al no lograr, intentan seguir buscando en terceras y múltiples parejas).

De igual forma, como también lo he mencionado en anteriores notas de este Blog, es una práctica moderna que los seres humanos concibamos al amor y la relación de pareja de forma cada vez más acomodaticia e individualista (diría yo, hasta relajada), principalmente influidos bajo parámetros familiares y estándares basados en el «yoismo», así como en la concepción de que la relación ideal es aquella en donde la proporción sea mayoritariamente para recibir y en donde las responsabilidades para con el otro pasan a un segundo plano (yo me merezco todo, tu misión fundamental es darme).

Yo he denominado este tipo de relaciones como «Los amores escapistas de nuestros tiempos», esos que son pasajeros, poco responsables, bastante interesados y por ende inconstantes. Son amores que tienden a la infidelidad al menor síntoma de insatisfacción o al menor atisbo de incumplimiento al que hacen referencia los expertos cuando hablan de las supuestas causas que nos inducen a ser infiel.

Ante estas características, no es casualidad que los niveles mundiales de infidelidad general (la de ambos sexos), hoy en día hayan ascendido a un altísimo 66%, así como tampoco es casual que el nivel de divorcios sea de casi el 100%, en parejas con más de 9 años juntas (esto quiere decir que en los actuales momentos, casi ningún matrimonio llega a los 10 años sin terminar disolviéndose).

Las respuestas a esos indicadores alarmantes, aunque ya dichas en reiterados temas, son importante reiterarlas para que sean fijadas, ayudando así a crear conciencia en el colectivo. La poca responsabilidad, la renuencia al sacrificio, el confundir el amor con el deseo sexual y el satanizar y hacer legalmente prohibitivo nuestras conductas instintivas más básicas y ancestrales (por demás animales), en aras de dos invenciones humanas que van en contra de su esencia natural, como son el amor por contrato (el matrimonio) y la infidelidad (esa etiqueta penalizadora que juzga tu libre albedrío sexual), han incidido perniciosamente en tan lamentables números e indicadores.

Ante toda esta mezcla de factores y variables negativas, ha tomado fuerza una nueva tendencia que hace solo 10-15 años, ni las personas más liberales se imaginaban que pudiese irse consolidando y adecuando tan rápidamente a una sociedad tan restrictiva y poco tolerante con respecto a la infidelidad, como la venezolana. Esta nueva forma de enfocar las relaciones interpersonales, me refiero a las de pareja, la han dado en denominar como el síndrome de las «Relaciones Abiertas».

Para quienes todavía no conocen el término, este tipo de relaciones se basan en la unión libre (dentro de matrimonios inclusive), donde ambas partes acuerdan tener permiso para sostener relaciones sexuales fuera del ámbito de la pareja, sin considerar esto como una infidelidad sexual e incluso afectiva.

Según diversos buscadores en internet, la relación abierta puede ser vista como «el estado intermedio entre la relación tradicional (monogamia) y el amor libre. Sin embargo, el tipo de alcances de cada una de estas relaciones está dada y es definida por los individuos involucrados».

Al respecto tengo mi propio concepto y valoración de ésta si se quiere no tan nueva tendencia. No obstante decidí acompañar mis criterios al de otras personas con bastante conocimiento sobre el tema, como las del afamado y polémico psicólogo carabobeño, Alberto Barradas, de quien he querido tomar y parafrasear ciertas ideas, ya que ellas reflejan, de manera bastante ilustrativa por cierto, una contundente posición sobre este comportamiento de las parejas actuales.

Según el Doctor Barradas, vivimos en un mundo plagado de mensajes que permanentemente nos invitan a la libre sexualidad, motivo por el cual se hizo las siguientes interrogantes: ¿Cómo ser inmune ante el excesivo despliegue e inducción a la sexualidad?, pregunta con la que posteriormente se abrió paso a otra no menos importante: ¿Cómo seguir siendo fiel ante tal despliegue publicitario?

Ambos coincidimos en que dado el poder de penetración de los medios de comunicación, así como el hecho de la interconexión tecnológica e informática global de estos tiempos, la figura de la relación abierta va dejando de ser una simple opción para convertirse en la moda que a las cadenas mediáticas les es importante imponer por cuestiones de intereses y mercadotecnia, algo de lo que ya he escrito en temas anteriores, algo que de igual forma explicaré en futuras notas, para no desvirtuar el sentido de esta.

Ante tal despliegue y aparataje propagandístico, así como a los cada vez mayores problemas de comunicación directa, de interrelación, de compenetración afectiva y de durabilidad en las parejas, los conceptos de lealtad, fidelidad, compromiso y unión, están cediendo aceleradamente sus terrenos ante otras formas de intercambio, si se quiere más flexibles (o menos ortodoxos), como lo son las practicas de la sexualidad abierta y las llamadas relaciones libres.

Estos conceptos, hasta hace muy poco impensables de ser asimilados y desarrollados en nuestros países latinoamericanos, comienzan a ser utilizados como una forma de entendimiento más claro y directo, e incluso menos doloroso al momento de que pueda darse una ruptura, la cual es por lo general más consensuada.

Para aquellos que hoy se resisten a tales actitudes o comportamientos (creyendo que nuestras sociedades marcadamente machistas las rechazaran por catalogarlas de inmorales, de faltas de ética o sin atisbos de educación), les informo que su oposición no indica que este tipo de conductas no vayan a ser socialmente aceptadas en el mediano plazo (cuidado si no antes).

Para sustentar la factibilidad de la pronta aceptación y reconocimiento de las relaciones abiertas, me puedo basar en el caso de la evolución de los derechos de los homosexuales, a quienes hasta hace muy poco se les discriminaba, sufriendo todo tipo de intolerancia de esos mismos sectores «notables y conservadores» que hoy también satanizan estas nuevas conductas entre las parejas.

Interrelacionando el símil y haciendo un paralelismo, así como hoy en día los homosexuales son plenamente aceptados y con sus derechos reivindicados (nos guste o no), en un futuro muy cercano las relaciones abiertas pueden correr con la misma suerte. Si como les indiqué al principio de esta nota, el 66% de la población ha sido, es o será infiel pronto, entonces ¿Por qué no sincerar posturas y acciones evitando con ello hacer un mayor daño al traicionar o ser desleal con la pareja? ¿No les parece que ante tanta falta de fidelidad, declarar una relación como abierta plantea una decisión más evolucionada y representa una acción más honesta?

En este punto debo citar de nuevo al Dr. Barradas, quien indica que «las relaciones abiertas al ser consensuadas no se pueden ver como un acto infiel», quien además agrega que: «lo que sí es debatible es si estas son comprometidas o no». El parte de la base de que quienes practican las relaciones abiertas asume que aman a su pareja y que el asunto siempre gira en torno a cómo es ese amor.

Según este polémico pero no menos pre-claro psicólogo, debido al alto grado de infidelidad en las parejas, las relaciones abiertas solo buscan sincerar y hacer público lo que comúnmente hacen las personas en privado. Siendo así, puede concebirse este tipo de relaciones como una manifestación de una sociedad que si bien regula y sanciona hasta las cosas más naturales, comienza a dar pasos importantes en la búsqueda de deslastrarse de tantos arcaísmos y anacronismos, intentando con ello ser menos hipócrita, reduciéndole los espacios a la doble moralidad histórica de sus pináculos, abriéndose a una mayor honestidad a pesar de que pueda cuestionarse el exceso de libertad que estás relaciones abiertas puedan plantearse y que se puedan confundir con libertinaje.

Si lo intentamos ver desde esa óptica, el tener una relación abierta en definitiva debe incidir en la reducción de los índices de divorcios por infidelidad, claro está, ello no quiere decir que ese hecho vaya de la mano o esté ligado al aumento de la felicidad en la pareja. Puedo incluso afirmar que esto último tiene que ver más bien con el tipo de formación y enfoque que le de cada sociedad a algo tan interno y tan personal como lo es la interrelación entre el amor y la felicidad.

En base a esto, y a lo observado en diversos viajes, así como en la interacción con grupos de parejas de diversos países, soy de la opinión de que las Relaciones Abiertas son mayormente aceptadas, o menos resistidas, por aquellas parejas y matrimonios anglosajones y de la Europa Occidental (couples and Marriages in a free Relationships), las que incluso ya tienen tiempo viendo en estas prácticas ciertos elementos dinamizadores y revitalizadores de sus relaciones, no así en nuestros países latinoamericanos y en otros del tercer mundo, donde el aspecto religioso, las culturas pater-centristas y el influjo del machismo acentuado hacen menos permeable tales conductas.

Es en nuestras culturas donde la relación abierta compone un grado altísimo de desaprobación a los valores tradicionales. El necesario rompimiento con esos valores y la creación de otros nuevos, aunque será algo complejo y dificultoso, como bien dije antes, terminará por ser interiorizado y aceptado, como ya de hecho lo han hecho esas otras sociedades más pragmáticas que prefieren la honestidad a la hipocresía social.

Las relaciones tradicionales han demostrado su fracaso, en gran medida gracias a la presión cada vez más fuerte de los «nuevos tiempos», así como por incidencia de los llamados anti-valores, los que, a propósito o de manera involuntaria, masifican los medios de comunicación. El alarmante número de divorcios así lo sostiene, es inocultable y por ende lo deja reflejado como un hecho innegable.

En cambio, en las relaciones abiertas el amor pareciera estar supeditado al deseo sexual y a la satisfacción libre, para lo que debe haber un comportamiento consensuado entre ambos miembros del acuerdo. En este tipo de relaciones, las parejas se reconocen mutuamente su lado e instinto animal, permitiendo así el hecho natural de la sexualidad «no monógama», dejando intacto el amor y la afinidad mutua en otras muchas áreas que también son importantes en un matrimonio o relación amorosa.

En ese sentido, el que en este tipo de relaciones una de las parejas o cónyuges acepte que el otro sea abierto sin serlo el mismo, implica una desaprobación interna que en algún momento acaba con la relación. Claro está, la ruptura es menos dolorosa porque no se basa en una MENTIRA o TRAICIÓN, como si lo es en el caso de la acción con un tercero oculto al matrimonio, lo que llamamos infidelidad.

A aquellas personas, que como yo hasta hace poco, se consideren puristas del amor de parejas, les digo que no se puede vivir una relación abierta si en el fondo se es territorial (celoso, apegado, tradicional). En tal sentido, si posees esa característica, de aceptar una relación abierta te estarías traicionando a ti mismo y por ende estarías abonando el camino hacia tu propia infelicidad.

En la era de la legalización del matrimonio homosexual, del cambio de sexo y otros estatus inherentes al ser humano, la relación abierta es solo una expresión más. Si aceptan que se unan personas del mismo sexo, ¿Por qué no aceptan que se puedan tener varias parejas?. Si se trata de cambiar de paradigmas, pues el cambio debe ser general, integral.

Es un acto hipócrita asumir que cada quien hace con su vida lo que desee y luego salir vociferando en contra de las relaciones abiertas. Si te casas prometiendo fidelidad y luego eres infiel, estás igualmente traicionando a quien le hiciste esa promesa, así no se entere. En la relación abierta por no existir tal promesa, no hay infidelidad.

Todo el mundo habla de la majestuosidad de la fidelidad, pero el 66% de infieles en el mundo pareciera decir que no acompañan con sus actos tales necedades morales. Por tal motivo creo que las Relaciones Abiertas, siendo un enfoque menos perfeccionista y más tolerante, se acerca cada vez más a lo que el hombre busca del prójimo cuando de sexo, cierta compatibilidad y honestidad se trata. Es al día de hoy lo más parecido a aquel anhelo histórico del ser humano de acceder a la libertad sexual plena.

En conclusión, para mi, tanto la infidelidad como la monogamia, son 2 conceptos que no tomaron en cuenta nuestra propia esencia imperfecta (por humana), y peor aún, obviaron totalmente la naturaleza animal de esos actos, los cuales están tallados en los más intrínsecos caracteres de nuestro ser. En ese sentido, el concepto de las Relaciones Abiertas viene de una u otra forma a reconciliar y acercar posturas entre dos visiones totalmente opuestas y antagónicas.

En fin, estamos ante nuevas conductas, prácticas no convencionales de las que deberíamos por lo menos documentarnos más. Así que les sugiero que traten de reflexionar sobre sus convicciones y se preparen para asumir que hay ciertos paradigmas que se están rompiendo con inusitada rapidez, los que por ser de índole afectivo, interpersonal y familiar, lo más seguro es que de entrada te generen no pocos rechazos, tanto individuales como sociales.

LA INFIDELIDAD VS LAS RELACIONES ABIERTAS

 
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Publicado por en 30 julio, 2011 en PNL, Poesía

 

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¿SE PUEDE LLEGAR A CONOCER EL VERDADERO AMOR?

He querido abordar este tema a solicitud de varios amigos y familiares, a los que al igual que a mi, el amor les funciona como combustible principal y fundamental con el cual enfrentar y sobrellevar esas otras múltiples facetas de la vida, ese sin el cual pareciera que la propia subsistencia no tuviese acaso ningún sentido.

Antes de empezar les digo que tal empresa de escribirles sobre tema tan trascendental y quimérico no hubiese surgido de mi propia orientación, en mayor grado porque en mis vivencias y experiencias hacia las artes amatorias mucho fue lo que tardé en mi vida para comprender cual es «mi verdadero amor». Debo aclararles que en el largo proceso tuve que errar infinitas veces, tropezarme con varias piedras, no una sino varias, y muchas veces, y ello solo para tener un atisbo muy individual y particularísimo sobre tema tan grande, complejo, especial y abstracto, como lo es el amor.

También les recuerdo que tal vez mi entendimiento sobre su concepto no sea siquiera parecido al de Ustedes, y que por el contrario, pueda ser que haya entre mis lectores personas con experiencias mucho más gratificantes y enriquecedoras comparadas a las mías. Esos que por lo tanto tengan una visión, interpretación y modo de entender al verdadero amor de forma más acertada que la mía, por lo que de antemano les digo que el ensayo de nota aquí desarrollada es solo un intento individual por satisfacer a mis allegados, ello sin pretender convertir esto en un sesudo artículo académico, ni mucho menos una investigación que les ayude a encontrar su propio y verdadero amor.

Esperando que lo anteriormente expresado les quede perfectamente claro, ¡pues ahí les voy!

Hay quienes pasan mucho tiempo de su vida localizando al verdadero amor, lo buscan de incontables maneras, hablan de él y lo definen de acuerdo a sus experiencias, habiendo quienes incluso se sienten tan especializados que hasta desarrollan (o intentar plasmar) voluminosos tratados sobre sus conceptos y sus influjos, sobre lo que debe hacerse en ese estado e incluso acerca de las correctas maneras de como conseguirlo. Otras personas, por el contrario, más bien esperan a que el amor las encuentre y la mayoría sufre por amores que han perdido o por seres que ya no están y pasan su vida deseando volver a tener ese amor perdido que en muchas oportunidades no regresa.

Desde esa óptica se puede decir que esa sensación, ese abstracto, el tal sentimiento llamado «AMOR», es algo tan difícil de descifrar como lo es el intentar descifrar la palabra «ALMA», esa que también está íntimamente relacionada al amor y que seguramente me servirá más adelante para explicarles como de su adecuación pude yo esbozar mi particular forma de ver al «Amor Verdadero». Es así que de acuerdo a lo antes mencionado, y ante la dificultad de establecer cualquier significación exacta de su esencia, en mi caso particular el amor puede ser definido como un acto INTERNO del ser humano que por sus características intangibles e «inteligibles» es buscado, enfocado, analizado, conceptuado y argumentado desde cada una de las infinitas creencias y saberes de nuestra propia idiosincrasia, e incluso de acuerdo a los patrones de cada cultura que coexiste en nuestra humanidad, algo a lo que si le agregamos el «estatus de cosa sagrada y altamente espiritual» que le hemos impreso desde tiempos ancestrales, hace de su definición algo muy poco factible de precisar, hasta de definir o medir a ciencia cierta.

A pesar de todo ello, les pido que piensen por un momento sobre las relaciones que han tenido y que se pregunten a sí mismos ¿Cómo han sido esos amores que he sentido?, ¿Recuerdan la primera vez que consideraron que sintieron amor?, ¿Cómo fue ese sentimiento y si lo pueden definir con la mayor exactitud posible?, ¿De dónde creen que emanó ese amor?. Les doy unos minutos para que reflexionen sobre ello antes de pedirles que sigan leyendo más abajo.

Una de las conductas más recurrentes cuando se está enamorado, es que se proyecten una serie de expectativas en otras personas, por lo que por lo general, cuando uno se llega a quedar sin ese «amor» del que supuestamente surge el sentimiento, comienza una etapa de sufrimiento y dolor que en muchas oportunidades te hace sentir como que si la vida no tuviese razón de ser. De seguro algunos de Ustedes han experimentado la reacción anterior y les ha costado su buen tiempo superar el estado de ánimo que un pensamiento así les generó, ¿Cierto?. Pues, asimismo como pasaron por esa faceta, no se preguntaron luego (ya una vez superado el dolor y ya curtidos por la experiencia): ¿Qué es el amor?, de seguro te preguntaste de nuevo ¿De dónde surge el amor?, para seguir con otra batería de preguntas parecidas a estas: ¿Qué persona necesito para estar enamorado realmente?, ¿Cómo sé que eso que sentí o siento, fue o es amor?, ¿Verdad que lo pensaron y se lo preguntaron?.

Con tantas interrogantes e incertidumbres, en épocas en donde se expone, se comercializa y se banaliza tanto el amor, aspecto que ya abordé en mi artículo intitulado «El Amor en Tiempos de Escapismos», es fácil confundirse y perderse con tanto cliché, tanto análisis, tanta moda y tanta facilidad para conseguir parejas. Es debido a tanto facilismo y a tanta confusión, que pensamos, o en mi caso solía pensar, que si se siente que alguien te ama, entonces eres muy feliz, y que por el contrario, si alguien no te ama como quieres o esperas, entonces sufres, padeces, te enfermas, y por ende, eres infeliz.

Fue cuando entonces, encontrándome en una de esas facetas que a lo largo de mi vida han sido una constante, me topé con un niño que en su forma de afrontar una situación de vida, me hizo descifrar la respuesta de lo que con ansías siempre estuve buscando por casi 20 años, el lugar en donde conseguir al «Amor Verdadero». Sí, un simple niño, uno que ese día me topé triste y apesadumbrado, algo que desde mi óptica percibía como el resultado de que lo hicieran estar en una sala de espera de un consultorio médico, en donde además se encontraba aburrido y molesto, en un ambiente que de seguro percibía gris, sin más razón aparente que la de ser un acompañante en contra de su voluntad, muy a pesar de no ser él quien estuviese enfermo ni a quien le iban a hacer una revisión.

Por un tiempo lo estuve observando debido a su molestia e inquietud, la cual mezclaba perfectamente con el estado de ánimo de todos los que estábamos a la espera de ser atendidos en consulta. Todo parecía dentro de un cuadro normal hasta que luego de perderle la atención por unos minutos, absorto en mis propios pensamientos y asuntos, me percaté que de su bolsillo había sacado una hoja de papel algo doblada y arrugada en la que comenzaba a dibujar e imitar con un bolígrafo, las figuras que veía en la revista que leía el Señor sentado en la fila frente a él. De inmediato su semblante y actitud comenzaron a cambiar progresivamente, de lo taciturno y de la tristeza pasó a tener un rostro de dedicación y concentración que se traducían con tanta pasión en el dibujo, gesto que enterneció a la recepcionista, quien de su escritorio sacó y le regaló una revista para niños que de seguro había comprado para su hijo, hecho que al infante le generó una inmensa cara de alegría, como la que alguna vez todos pusimos al recibir un regalo sorpresa o al abrir los presentes navideños.

Ante la gran alegría que contagiaba el muchacho, no pude hacer otra cosa que prestarle mi herramienta multi-uso, ya que noté que quería recortar varios de los personajes que halló en la revista con el fin de que perduraran en su dibujo. Demás está decir que con esta nueva herramienta su actitud terminó por convertirse en una experiencia para él placentera, de goce, pero sobre todo, de mucha felicidad y de amor. En poco más de una media hora el niño logró salir de su tristeza y aburrimiento a un estado de dicha sostenida.

Me puse a reflexionar sobre el hecho y me di cuenta que el niño logró sortear su aflicción trabajando desde adentro, desde lo interno de su existencia. En ese preciso instante me percaté de que él cambió sus sensaciones y su condición modificando su equilibrio interno, modificó su propio ambiente desde el interior de su ser, algo que de inmediato me hizo preguntarme como hoy les hago la pregunta a quienes de Ustedes se las quieran hacer para sí mismos, ¿Qué te parece si ese amor que dices sentir o buscar en alguien lo diriges hacia tu interior?, ¿Por qué no orientas la búsqueda de la felicidad en tu auténtico ser y comienzas a vivir a partir de él?.

Allí, como en un chasquido de dedos, encontré las respuestas que por décadas no encontré buscando por todos lados. Me di cuenta que en mi caso el amor sólo es verdadero cuando lo experimento en mí mismo, entendiendo que en los momentos en que me he amado o he estado feliz conmigo mismo, han sido los exactos para transitar el camino a conocer mi verdadero amor (incluyendo el familiar y el de pareja).

Ese día interioricé que para mí el amor no puede venir de afuera, lugar en donde lo busqué sin éxito por muchos años. El amor verdadero nace y nos viene desde adentro, zona interior que debemos cultivar, fortalecer y cuidar antes de que podamos dar o recibir amor de los demás. Ese día entendí que yo no me amaba lo suficiente como para poder ofrecer algo positivo que «enamorara verdaderamente» a otro ser humano. Muchos de Ustedes dirán que es algo obvio y se preguntarán como no lo pude vislumbrar antes, pero créanme cuando les digo que es una filosofía de vida que no muchas personas aplican a sus vidas, y que de quienes la aplican no son pocos los que confunden el verdadero significado de que «para amar a alguien primero debes amarte a ti mismo», desviándose hacia el narcisismo, el personalismo, la arrogancia y otras tentaciones en las que es muy fácil caer.

Comenzar a amarte es comenzar a reconocer todo lo bueno que habita en ti. En el momento en que te decidas a aceptar que tanto el amor como la felicidad están dentro de ti, comenzarás a amarte. El amor no lo encontramos en el otro, es un estado en el que nos encontramos cada uno de nosotros. A veces creemos que cuando alguien se va, perdemos el amor, cuando en realidad el otro no nos otorga ese sentimiento, sólo despierta el que siempre ha estado dentro de nuestro ser.

Yo todavía estoy en mi propio proceso de amarme a mi mismo, creo que tal estado nunca se acaba, sufre modificaciones así como la vida misma. Estoy en la etapa en la que decanto el verdadero amor por encima de lo superfluo, de lo narcisista, de lo arrogante, o simplemente de aquello que me impulse a darle loas a mi propia personalidad. Es un proceso interesante que me imagino es distinto para cada quien, pero del cual estoy seguro que todo lo que me aportará será altamente positivo.

Hoy, a la espera de una nueva consulta médica, en el mismo lugar donde me topé a aquel niño, no puedo hacer otra cosa que conectar mi alma con la que él dejo en parte atrapada en el dibujo que todavía está pegado en una cartelera detrás del escritorio de la secretaria que le regaló la revista. Esa simple conexión alma – dibujo – dibujo – alma, pudo recordarme cual es y debe ser mi enfoque, hacia donde debo enderezar mi norte cuando esté perdido, esos garabatos y esos recortes me indicaron de nuevo el camino a seguir, el cual no es otro que el que me conlleva a mi mismo, hacia lo interno de mi ser, donde de seguro mi propia alma me guiará hacia el «Puerto de mi Verdadero Amor».

 
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Publicado por en 21 junio, 2011 en Crónicas, Cuentos, Esdletras, PNL

 

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EL AMOR EN TIEMPOS DE ESCAPISMO - 2020-09-16Mucho he leído últimamente sobre lo que algunos psicólogos han denominado como el «efecto escapismo», una especie de actitud o conducta cada vez más difundida y generalizada en la sociedad actual, y según la cual el ser humano de estos días enfoca y afronta el amor de una manera muy relajada, excesivamente práctica y yoista.

Según lo que refiere este concepto, se privilegia mayormente a las vivencias del presente, bien sea basándolas en la atracción física del momento, o por los intereses que represente la persona de turno. Digamos que se enfoca incluso hasta en las circunstancias del instante en el que se convive con la pareja de turno.

Según esta premisa, las personas en la actualidad se saltan olímpicamente, y cada vez con mayor progresión, muchas de las fases previas que supuestamente deberían ser vividas, paso a paso, antes de establecerse una relación amorosa.

Poco se piensa hoy en día, como en otrora, sobre el amor duradero, ese de grandes sueños pero que también de grandes responsabilidades. Muy pocas personas en el mundo actual han sido educadas para tolerar la divergencia del otro. Por el contrario, cada vez con mayor determinación, el ser humano se resiste a ceder parte de su libertad personal en aras de acoplarse a otra persona.

En la actualidad no se busca definir intereses mutuos, no se intenta hacer converger principios, no se habla de la necesaria unificación de criterios ante los distintos ámbitos de la vida, así como tampoco se buscan establecer metas y resultados conjuntos, todos ellos elementos fundamentales para la consolidación de una sociedad (de noviazgo, marital, conyugal, concubinal o de pareja).

Se nos ha orientado a vivir para y por nosotros, privilegiando el egoísmo y el hedonismo. Se nos ha inducido, incluso dentro del mismo seno familiar, a ver el mundo en primera persona y a ser marcadamente rentistas y resultadistas.

Vivimos en una sociedad cada vez más individualista, con escasa cultura del compromiso ciudadano, colectivo y social, lo que se ha trasladado decididamente a la actitud de los jóvenes hacia el amor y las relaciones de pareja. Existen factores culturales, sociales, demográficos y hasta políticos que pueden explicar esta aparente conducta de «irresponsabilidad afectiva».

El enfoque de la educación actual, con el sello único e individual de nuestros tiempos, influye marcadamente en el comportamiento y en las conductas socio-afectivas de la persona, algo que se evidencia en la reducción significativa del asociacionismo, incluyendo el familiar y de pareja.

Recordemos que hasta siendo efímera, toda relación afectiva entre personas debería plantear por sí misma una especie de asociación entre dos, pero esa no parece ser una característica del amor escapista actual, en el cual casi desde el primer contacto las personas sobredimensionan la libertad individual y sus propias conductas, dejando por lo general de lado los compromisos y las responsabilidades hacia la pareja.

A esta se le exige todo a cambio de nada. Prácticamente son relaciones donde solo se busca sentir y experimentar, y en donde al primer atisbo de inconformidad o sensación de perdida de libertad, se rompe el endeble vínculo.

Otro aspecto muy evidente que incide en el escapismo amoroso de estos días es el «excesivo proteccionismo». Existen factores educativos determinantes según los cuales somos educados en demasía para conocer y defender los derechos ciudadanos, pero no para cumplir deberes ni para tener una correcta responsabilidad social.

En el sistema educativo de hoy se ha reformado de mala manera el proceso de enseñanza, inculcándole a las personas el germen de la inconformidad ante todo, del revisionismo exagerado, con una alta visión crítica para lo que ocurre en el entorno, pero no para reflexionar y corregir lo que esté mal a nivel interno».

Aunado a lo anterior, existe un «excesivo proteccionismo familiar» que hace que los jóvenes no quieran salir del hogar de sus padres, donde tienen garantizado los bienes básicos así como los ingresos para sus gastos personales, a quienes además sus progenitores le dicen con inusual frecuencia que, «para ir a pasar trabajo con otro ser humano, mejor se queden en casa y planteen una relación a distancia».

En ese sentido, gran parte del escapismo es responsabilidad de los padres modernos, quienes educaron a sus hijos «para que no crecieran con muchas carencias como ellos», motivación que los hizo crear entornos altamente acomodaticios para sus hijos.

A que joven actual no le han dicho o no le es familiar aquello de que: «A usted yo no lo tuve para que fuese cachifo o cachifa de nadie», o el más trillado aún, «Usted vale mucho como para estar sirviéndole a otra (o)».

Una de las tantas cosas que se le inculca a los hijos en estos tiempos es que estudie, sí, pero no sólo por la idea del progreso o por la superación integral, sino con la intención de que la persona se «gradúe y no tenga que estar lavándole, planchándole y atendiéndole a un (a) esposo (a)».

La arenga se centra en que el hijo (a) no tenga que depender de una pareja, aunque bien sepan los padres que esa dependencia, bien canalizada y con sus definiciones, es realmente necesaria para el éxito de una relación conyugal, por lo menos en el plano afectivo.

A esas consignas, sugerencias y peticiones que constantemente se nos condena desde el hogar familiar, siempre se une al factor estudio con el del trabajo, pero muy pocas veces se le relaciona a la necesidad de un bienestar integral de la persona.

Por el contrario, se le liga más al desarrollo material, casi siempre de carácter individual, para que estos hijos «ganen mucho dinero y contraten a alguien que les limpie y les cocine», «porque para ello le pagaron sus estudios», y siendo unos chicos educados «se merecen siempre lo mejor» y no aquellas labores que si bien son del acontecer diario, esas que deben ser compartidas en pareja, para los padres actuales no son actividades dignas de su hijita (o), sobre todo luego «de los inmensos sacrificios que siempre han tenido que hacer para criarlos».

En esa gama y compendió de cosas que según los padres, la familia, los amigos y hasta en el seno de las instituciones se nos aconseja todos los días, están esas otras «máximas» (rentistas y resultadistas por demás), según las cuales uno debe buscarse a «una persona estable, exitosa, profesional, de dinero», a «alguien que esté igual o mejor que tú», «alguien de tu misma condición.»

Por lo general, luego de esta retahíla de frases terminar recomendándonos cosas y actitudes por demás excluyentes, discriminatorias y hasta racistas, cuando nos indican «no te vayas a buscar a un (a) pobretón (a), porque para pela mandarinas tú».

Según esas «sugerencias», el amor a primera vista, la química, la compatibilidad, la complementariedad y otros factores fundamentales, no son necesarios si el otro llena los ya descritos «requisitos».

Por lo general, casi nunca en esa batería de conceptos y recomendaciones que van calando y fijándose en la psiquis, y por ende en la conducta diaria de las personas, el apostar por el amor, por el sentimiento, por el afecto y hasta por lo espiritual, no se le da la necesaria cabida y casi siempre queda relegado a un segundo plano.

Son factores que cada vez más se consideran con poca valoración y menos importancia. Estas otras visiones de la vida y del amor (que en mi concepto son sólo el recrear de progresivos anti-valores) son las que realmente, y conjuntamente con otros factores que no quiero tocar acá porque haría interminable esta publicación, inciden en las altísimas y dramáticas tasas de separaciones, divorcios y rupturas amorosas.

Son sin duda alguna la antesala a los altos indices de INFIDELIDAD en el mundo actual.

¿Por qué?

Pues porque simple y llanamente nos han inculcado que siempre debemos tener lo que queramos, lo mejor. En un mundo excesivamente globalizado y con infinidad de opciones que, por concepto y antonomasia, se basa y se consolida en el consumo permanente, en el que el amor, y por ende la sexualidad, no pueden ser ajenos.

Al propio sistema no le interesa la monogamia, mientras más experiencias tengas, más consumes, proliferan infinidad de negocios y sectores comerciales (el hotelero, el gastronómico, el turístico, de la confección, etc), ya que para aquellos que siempre se mantienen en constante ESCAPISMO, siempre hay un nuevo comienzo, una nueva conquista, un nuevo look, nuevos procedimientos y distintos gustos en consonancia a una pareja.

Para hacerlo más gráfico, la sociedad actual casi te recrimina el hecho de que te acostumbres a consumir siempre un mismo tipo de platillo, o que suelas vestir siempre de una misma forma. Porque para ello te ofrece una inmensa feria de comida internacional, infinitos sabores y presentaciones, así como te da innumerables posibilidades en el ámbito de una moda con multiplicidad de estilos de vestir.

Entonces: ¿Por qué no te permites variar en absolutamente todas las facetas de tu vida?.

Ergo, en estos tiempos en donde todo es usable y desechable, ¿Por qué no puede ser desechable el amor y en consecuencia la pareja con la que estás?, ¿Por qué no escapar de él a la mínima sensación de inconformidad o aburrimiento, como haces en otras áreas o con otras cosas?

¿Por qué no escapar y recomenzar en otra parte, si como en el resto de los sectores de la vida actual hay tanto material y tanta oferta?

Según empresas de medición estadística, si bien el nivel de la infidelidad masculina se ha mantenido en sus niveles tradicionales (entre un 60% y un 66% en la primera década del Siglo XXI), el incremento de la infidelidad femenina, que ya se había situado en un 45% a principios de la década del 2000, está ahora exponenciándose significativamente hasta incluso llegar a situarse en casi un 54% entre los años 2008 y 2009, respectivamente.

Según el libro de Elizabeth Fuentes, «Mi Marido es un Cornudo», obra cruel y realista que tomó como base científica muchos estudios en materia de infidelidad, se nos indica que la mujer actual ha tomado este otro aspecto de la vida, el de «Montar Cachos», como una bandera de igualdad según la cual ve como bien justificado el ser infiel, incluso si lo hace en una mayor cantidad de veces que los hombres.

En ese libro, que les recomiendo por el hecho de que logra trascender el humorismo simple y descarnado del venezolano, logrando darle a la obra esa necesaria proyección de reportaje a través de entrevistas e investigaciones estadísticas, la autora, basándose en las teorías del psicólogo evolucionista, David Buss, trata de focalizar los razonamientos cada vez mas utilizados por las féminas para justificar sus conductas infieles.

Para ello,Elizabeth Fuentes narra sus supuestas aventuras con un amante a través de las sesiones que mantuvo con su psiquiatra “Rómulo”, en el cual despliega una suerte de relato vertiginoso sustentado en las tres Hipótesis que, según Buss, las mujeres arguyen para tener amantes.

Se refiere la connotada periodista, a la Hipótesis de los Recursos, que es cuando  el amante  proporciona mejor alimento o protección; La Hipótesis de la Diversidad Genética, en la cual se participa en una especie de «bolsa en la que se busca diversificar inversiones” y la Hipótesis del Compañero Sustituto, en el que las mujeres buscan un amante si la pareja no da recursos o lastima a los hijos.

Ese tipo de fenómenos no inherentes exclusivamente a la mujer, es producto no sólo de los anti-valores a los que nos induce el sistema y de aquellos otros que nos inculcan en el hogar familiar, sino que son consecuencia de nuestra propia degeneración o involución.

Como dije antes, no hemos sido educados para compartir, tolerar y unificar, mucho menos para aceptar responsabilidades. Esto sin darnos cuenta que más que víctimas, todos somos victimarios al trasluz de nuestros actos, al permitir, desarrollar y profundizar todo tipo de conductas ESCAPISTAS e irresponsables, no sólo en el amor sino en diversos planos, acciones que en definitiva nos afectan a todos en mayor o menor grado.

Pareciese que con todo lo mencionado, «el Amor en Tiempos de Escapismos» está lejos de acabar, porque para ello se necesita no solo tomar conciencia individual de lo mal que está «usar el amor» en vez de «dar amor», de que se necesita más compromiso y ser más responsable no sólo con la otra persona, sino con el amor que profesas.

Para que ello suceda primero debemos darnos cuenta que como victimarios también somos víctimas de un agravio, ya que el concepto está inculcado en muchos seres humanos (por no decir en casi todos), motivo por el cual en algún momento, tarde o temprano, sufrirás de los embates de ese mismo escapismo que incluso tu puedes estar acometiendo en estos momentos.

Al respecto, para que este periodo escapista acabe, o por lo menos tienda a reducirse (según mi concepto), se necesita un reflexionar profundo que nos induzca a modificar conductas a lo interno, esto para luego ser parte de una toma de conciencia, compartida y colectiva, que espiritualice y le de fortaleza al verdadero amor, al de los sentimientos, al de las responsabilidades compartidas, ese de los compromisos que coadyuven significativamente a evitar el incremento de las actitudes de escape.

Si todavía no tienes claro lo que es ser un escapista, tanto en el amor como en otras facetas de la vida, si no te reconoces como tal (a lo mejor tu no lo seas) o no sabes como definir a un escapista en tu entorno, te reproduzco íntegramente este extracto que sobre el escapismo escribió Camila Vanni en el «Manual para el Amor y un Cerebro Nuevo».

«Todos conocen a los escapistas. Sus ojos están camuflados entre la gente que ven todos los días, gente como el almacenero, tu maestra de la infancia, e incluso tu mejor amigo. Cualquiera puede ser uno de ellos. Son de los que corren cuando un problema se avecina, los que buscan el lugar mas feliz que pueden encontrar para creer que realmente son felices, sin caer en la realidad. Conocí a uno de ellos un par de años atrás, siempre me decía que viviría por el arte, que ahí encontraba su felicidad, y ahí vivía, entre arte, supuestamente feliz. Igual, se notaba a legua que quería ser feliz, así como veía a los demás. Sonreír sin problemas, pero en esos enormes ojos color tierra, si buscabas bien podías vislumbrar la tristeza de un abandono y unas lágrimas sublimadas por el tiempo de estadía.

Supe que soñaba siempre con el circo, el lugar donde todo parece mágico y la sonrisa de los demás provocaba la propia. Cada noche soñaba con el circo encerrado en su individualidad, queriendo irse, como buen escapista que era y sigue siendo. Al cumplir las 500 noches de soledad decidió partir, con un billete en el bolsillo, un cigarrillo prendido y un deseo de seguir en pie. Fueron largas las horas de caminata por las vías de aquel abandonado ferrocarril cuando el sol estaba emperrado con arderle la espalda. Pasaron casi siete horas antes de que empezara a oír la música en la lejanía. Comenzó a correr, no le importaba nada, solo quería ver esa felicidad de cerca, sentirla suya. Estaba agotado, sus pulmones casi que no se daban abasto, respiraba con una agitación enorme mientras el sudor empapaba su ropa. Quería llegar, solo eso.

Esperaba, como cualquiera, ver payasos, animales, bailarinas, domadores y demás, pero lo que vio al llegar, creo que era el mejor cuadro de su tristeza, lejos de lo que él imaginaba, solo vio una carpa echa pedazos, payasos vestidos de luto, elefantes mirando con cara de hambre, bailarinas sin piernas y domadores domados por la vida inútil que quedaba. La realidad verdaderamente le pegaba en la cara dispuesta a romperle la nariz si era necesario para que el cayera en el realismo. NO SE PUEDE ESCAPAR. Siendo infeliz en un lugar, vas a ser infeliz en dondequiera que vayas. No importa el lugar, los sentimientos son los mismos. Si no estas vivo en un lugar, tampoco lo vas a estar cuando te muevas.

Lo veo hoy en día y me da pena por él, tan triste, derrotado, con la cabeza gacha y un abandono peculiar. Quería ser como Houdini, escapar dependiendo de la situación, quería 5 minutos de felicidad, aunque sea cinco ínfimos minutos, solo 5. Conozco muy bien a ese escapista, lo veo todos los días y puedo decir que la nuestra es una relación de amor – odio. Tal vez lo conozcas, porque es mi reflejo de quien te estoy hablando, y soy yo quien esta deseando escapar tratando de convencerse de que no vale la pena vivir en el sueño circense distorsionado».

Que grande Camila Vanni, ¿no les parece?.

En fin, antes de terminar, y a la espera de que la cita anterior les haya hecho tomarse unos minutos para reflexionar sobre el escapismo en el amor, quiero dejarles las sabías conclusiones que nos dejó en una entrevista el doctor Rajendra Persaud, en relación al amor que viven los seres humanos en estos tiempos.

Para Persaud, tenemos una resistencia natural a la ciencia del amor y, por ende, no nos gusta ver que obedece a ciertas reglas determinadas por el cerebro, como nos dice la neurociencia.

Preferimos verlo como algo misterioso, poético y espontáneo, sobre lo cual no podemos tener ningún control. Entramos en un bar y vemos a alguien que inmediatamente nos atrae. Nos gusta sentirlo como un ejercicio de elección personal, aunque haya evidencia científica que hoy demuestre lo contrario, porque parecería que nacemos con una especie de instinto para la belleza.

Con la posibilidad, en los últimos años, de hacer escaneos cerebrales y otras pruebas médicas, pudimos ver cómo, cuando estamos enamorados, algunas partes del cerebro se encienden pero otras partes se apagan, en particular las que tienen que ver con la planificación y el juicio.

Al principio de las relaciones, en particular, es cuando uno deja de pensar con claridad. De ello debería deducirse que si uno tiene que tomar decisiones para el futuro, lo mejor es esperar a que este primer enamoramiento haya pasado un poco. Sin embargo, hay estudios que muestran que mucho después de que el primer golpe de amor apasionado se ha diluido, una visión distorsionada e irreal del compañero o de la compañera es un ingrediente fundamental para un matrimonio exitoso.

Un estudio de entre 400 parejas casadas (durante 40 años en promedio), mostró que los que parecían más felices con la vida en general tendían a ser aquellos con una visión idealizada de sus matrimonios (un 52 % de la muestra). El resto, los que veían la historia de su relación de manera más realista, tendían a tener resultados mucho más bajos en cuanto a satisfacción matrimonial.

Luego del análisis científico, se le preguntó al Dr. Persaud acerca de su parecer sobre lo ¿Qué pasa con el amor en la actualidad?, a lo que él nos respondió diciendo: «No quiero caer en la generalización de que todo tiempo pasado fue mejor, pero existe hoy una banalización de todo, incluso del Amor.

Antes decir «te amo» estaba prohibido hasta que no se sintiese realmente (o al menos al haberlo creído), ahora escucho a los adolescentes desparramar palabras de amor como quien reparte caramelos, y ni hablar de mandar la palabra amor a cierto número de amistades y recibir cualquier cosa menos amor».

Sucede que muchos confunden amor con sexo, y si bien en la pareja la relación es innegable, en la actualidad la balanza se ha inclinado a favor del sexo. Todo gira en torno al hedonismo y la búsqueda del placer por el placer. En este sentido, las relaciones interpersonales profundas pierden importancia. El amor es vivido entonces de una manera equivocada, digitalizado a veces, reducido al goce carnal y exento de espiritualidad.

El romanticismo está en vías de extinción y tal vez las generaciones futuras sólo lo conozcan a través de archivos web. Lamentablemente los niños y adolescentes de hoy en día están absorbiendo estos conceptos erróneos sobre el amor. Para ellos el modelo de éxito con el género opuesto es una herramienta para obtener sexo, esto en el caso de los hombres, y en la búsqueda prioritaria de dinero y bienes materiales, en el caso de las mujeres.

Tenemos demasiados líderes divorciados, no una sola sino infinidad de veces, infieles, pervertidos, algunos tan mediáticos como manipuladores. La creencia actual es que para ser feliz hay que poseer cosas, tener dinero, dominar a los otros, cuando por el contrario el amor es la principal fuente de felicidad y no demanda más que respeto y entrega absoluta.

Cabe señalar que el amor de pareja es la base para construir una familia, y que las consecuencias de la estilización de este sentimiento en las «Sociedades Ligths», ha hecho que ahora se busque una renovación y cambio constante de sentimientos y de personas en la que la inestabilidad de la familia se convierte en una característica permanente.

Solo nos queda como consuelo el pensar que si la pareja expresa su amor mediante demostraciones afectivas y cuidados cotidianos, o si los niños encuentran en la realidad cercana modelos positivos y estables a imitar, podrán diferenciar al amor verdadero de los pseudo-amores de la actualidad.

EL AMOR EN TIEMPOS DE ESCAPISMOS.

 
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Publicado por en 26 May, 2011 en Crónicas, Ensayos, Esdletras, Historia, PNL

 

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